Con un alcance de más de un millón de personas, los canales de difusión de Denuncias Antioquia se han convertido en una fuente protagónica sobre hurtos, homicidios y linchamientos. Esta plataforma “terceriza el horror” en la cadena de producción de noticias e impacta en las prioridades de las autoridades.
Un video en el que un hombre se tambalea cerca de la estación Cisneros del metro de Medellín se convirtió en noticia nacional el 11 de octubre con una interpretación que nunca tuvo sustento. “Este es el impactante video que disparó las alarmas en Medellín; un hombre fue captado en estado ‘zombi’ en una calle. ¿Fentanilo?”. Así tituló la revista Semana. En el sexto párrafo de la nota, reconoció que no tenía información oficial al respecto.
Otros medios replicaron las imágenes y la interpretación de que el sujeto habría consumido fentanilo, un opioide sintético cuyo uso por fuera de entornos médicos desató una crisis de salud pública en Estados Unidos.
Noticias Caracol siguió la misma línea: “Hombre con comportamiento zombi encendió las alarmas en Medellín: ¿fentanilo en la ciudad?” Y en el texto sustentó así la pregunta: “Su errático comportamiento fue relacionado en redes sociales con el de algunas personas que han sido grabadas en países como Estados Unidos y España tras consumir fentanilo”. No, no era fentanilo.
Aunque el video fue publicado originalmente por una cuenta de Tik Tok, se viralizó gracias a que varias plataformas con audiencias masivas lo republicaron. Entre estas, la cuenta en X (Twitter) de Denuncias Antioquia, donde sumaba más de 238 mil vistas hasta mediados de octubre.
Aunque ya no está disponible en esa red social, en el grupo de Telegram todavía aparece con esta descripción: “Preocupación en Medellín con estos videos que se están volviendo cotidianos en nuestra ciudad. Posiblemente por consumo de fentanilo o droga zombie”.
Un policía pensionado, un taxista y una animalista
Denuncias Antioquia nació hace tres años. “Yo era policía, ahora soy pensionado. La gente me pasaba noticias y requerimientos y dije: ‘Voy a crear un grupo de Facebook’, y lo creé con el nombre de Denuncias Antioquia”, cuenta Edwin Vélez, el administrador y dueño de todos los canales bajo ese paraguas.
De Facebook pasó a Instagram, luego a YouTube, a Twitter y a Telegram. Además, fue ampliando los canales. Por ejemplo, creó un perfil de Instagram dedicado solo a accidentes de tránsito y otro solo para publicaciones sobre mascotas. Entre todos esos canales, Vélez calcula que ya le llega a un millón de personas.
Más de 97 mil seguidores en X, otros 121 mil en la cuenta principal en Instagram, 58 mil en la cuenta Noticias Antioquia y más de 15 mil en el perfil de mascotas, estos también en Instagram, son algunas de las cifras que explican ese alcance, así como los 70 mil suscriptores en el chat de Telegram.
Pero hay un grupo con una cantidad muy inferior de integrantes que, sin embargo, le permite multiplicar su audiencia: el que tiene en WhatsApp solo para periodistas y del que hacen parte cerca de 170 personas.
Edwin cuenta que con él trabajan otras dos personas. Uno es Jhon, líder de taxistas que le ayuda a difundir denuncias en ese gremio, y la otra es Angélica, quien se encarga exclusivamente de los canales animalistas. Prefirió no decir sus apellidos.
La dinámica es sencilla: reciben las denuncias (fotos y videos) por un chat de WhatsApp con el que dice no dar abasto. Mientras conversábamos, de las 2:49 p.m. a las 3:50 p.m. un jueves de septiembre, recibió cerca de 50 mensajes en ese chat.
Luego las filtra. Si son “noticias relevantes, de impacto, que se van a hacer virales”, las publica por Instagram y Facebook. Considera relevantes, por ejemplo, los videos de hurtos en cualquier modalidad, así como la mayoría de las imágenes de accidentes de tránsito y levantamientos de cadáveres.
“Uno simplemente dice: imágenes sensibles”, así explica el tratamiento de estos contenidos. Sabe que en las redes de Meta (Facebook e Instagram) hay normas comunitarias por las que le pueden censurar contenidos y bloquear sus cuentas. “Yo trato de poner filtros, maquillo, tapo lo sensible y publico, pero sí quedan sin censura en Telegram”, pues ese sistema de chat lo permite.
También sabe que muchos de estos contenidos pueden ser llamativos para los medios y se los envía por el grupo de WhatsApp a los periodistas. En cambio, no les envía denuncias sobre huecos en las vías, lámparas defectuosas ni accidentes simples. Entre viernes y sábado de la semana pasada les envió a los integrantes reportes del robo de una bicicleta y de una moto, de un accidente entre una ambulancia y un motociclista, y de una camioneta que transitaba con las placas traseras tapadas.
Lo único que les exige a los periodistas es que le den crédito en sus notas, pese a que no produce esos videos y fotos, solo los distribuye. “Yo les sirvo de fuente”, dice.
¿Una fuente útil o un tercerizador de la reportería?
“Hay que tener en cuenta que no todo lo que aparece en Denuncias Antioquia es noticiable”, dice Danilo Arias, periodista que ha trabajado como corresponsal en Antioquia para varios medios nacionales, tanto radiales como digitales.
Él ha visto que algunos periodistas, sobre todo los más jóvenes, llegan a las reuniones de planeación editorial “pegados de lo que ven en Denuncias Antioquia”, lo que abre discusiones de equipo como por qué es importante registrar cualquier choque o hurto de los muchos que ocurren en un día en Medellín.
Arias considera que es una herramienta útil para quienes cubren actualidad. “Creo que en los medios en los que he estado se ha trabajado lo que aparece ahí de una manera responsable. Es un canal para darse cuenta de cosas, pero a partir de conocer el video, la foto o el reporte, habitualmente se hace lo que creo que debería hacerse”. Esto es: ampliar la información, verificar si es reciente y si efectivamente pasó donde dice que pasó.
“Sin embargo, sí he visto que en otros medios se saca la información tal cual, simplemente se reporta lo que tira Denuncias Antioquia con una descripción de lo que se ve en la imagen o el video, pero no más”, un escenario similar al ejemplo del hombre drogado, supuestamente con fentanilo.
Los medios utilizan ese canal como fuente y, al mismo tiempo, incrementan su alcance. No obstante, esto contrasta con la explicación que da Edwin Vélez sobre por qué cree que su modelo es exitoso: “Porque publicamos noticias que los medios no publican y porque publicamos denuncias ciudadanas”.
Estas cuentas son manifestaciones de lo que en los años 90 se empezó a llamar periodismo cívico, “más centrado en satisfacer las demandas informativas reales de la ciudadanía que las fijadas por la agenda setting”, según escribe Samia Benaissa, doctora en Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid. Con el salto tecnológico del cambio de siglo y la masificación de las redes sociales, se pasó a hablar de un “periodismo ciudadano” en el que las personas ya no solo consumen, sino que también producen contenidos.
Para Benaissa estos canales se convirtieron en una “fuente irrenunciable”. Y si bien en algunos contextos han permitido democratizar la información, como en el caso de la “Primavera Árabe”, también han multiplicado noticias falsas, inexactas o de baja calidad. El periodismo tradicional y el ciudadano tienen “formas antagónicas” de comunicar porque en el primer caso hay normas como la verificación y el contraste, que son difusas en el segundo. Sin embargo, han establecido entre sí relaciones de complementariedad.
Esa complementariedad es vista de forma crítica por Felipe Lopera, docente investigador del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, quien lleva varios años analizando cómo se difunden hechos relacionados con la seguridad.
(Lea también: Cuando los medios se ahogan en “olas de inseguridad”)
Para él, Denuncias Antioquia y canales similares operan como un “socio que les terceriza el horror” a los medios. Describe una relación mutualista: por un lado les sirven para reducir los costos en la cadena de producción de la información porque no tienen que enviar un equipo periodístico que haga el registro, y por el otro, al replicar su información, los medios los validan.
Lopera considera que los contenidos de esos canales son populares porque “todos queremos ser consumidores del dolor”. Pero no ahora, siempre. Lo que ha cambiado, según él, es el medio. Con la masificación de los teléfonos móviles es posible tener un “circo romano” al alcance de la mano y en cualquier momento del día.
Esto tiene consecuencias sobre la percepción de inseguridad de la gente. “Vivifica el hecho”, pues hace que quien lo ve en una pantalla se sienta testigo directo; aumenta la frecuencia de consumo, que ya no es solo en los noticieros sino casi minuto a minuto; y crea una geografía imaginaria del peligro de la ciudad: no solo alimenta la idea de cuáles son los lugares más inseguros, sino de cuáles son las personas peligrosas.
Dos ejemplos de esto son la xenofobia que se refuerza en la mención a “personas extranjeras” que cometen delitos y los linchamientos a presuntos ladrones que, según Lopera, se promueven en los discursos con los que se difunde la información. Cada que Denuncias Antioquia publica esos linchamientos los califica como “paloterapia” o “caricias”. Y Edwin Vélez, su administrador, reconoce que está de acuerdo con esa práctica.
La más reciente encuesta de percepción de seguridad en Medellín, hecha por el Centro Nacional de Consultoría por encargo de la Secretaría de Seguridad y Convivencia, indica que en 2022 el 43 % de la gente se sentía insegura y el 12 % muy insegura, cifras ligeramente más altas que el promedio de la última década. La principal razón por la que la gente decía sentirse así fueron los “atracos que se ven a diario” (36 %). Y el lugar donde la gente se siente más insegura (67 %) son las calles de la ciudad.
Aunque Lopera señala que es difícil establecer cuánto impacta Denuncias Antioquia y canales similares en esta percepción, la encuesta arroja un dato clave en ese sentido: la principal fuente con la que la gente forma su opinión sobre la seguridad en Medellín son las redes sociales (30 %), seguidas de las páginas oficiales de autoridades como la Fiscalía o la Policía (25 %).
Modelo de negocio y relaciones con el poder
Edwin Vélez cuenta que Denuncias Antioquia se financia gracias a la publicación de tres o cuatro contenidos publicitarios al día, tanto de la Alcaldía de Medellín como de discotecas, spas, restaurantes, empresas de GPS para motos, floristerías, fábricas de arepas, etc. Y cuando lo consultamos en septiembre negó publicar pauta política: “Somos neutrales”, dijo. Además, explicó que etiqueta en algunas publicaciones al concejal Sebastián López (del Centro Democrático y que usa los fleteos como el tema central de su ejercicio político), porque son amigos y se conocen hace cerca de ocho años.
Sin embargo, en el último mes Denuncias Antioquia sí ha difundido videos de publicidad política de por lo menos dos candidatos a la Gobernación: Andrés Julián Rendón (Centro Democrático) y Luis Fernando Suárez (Unidos por Antioquia).
Pero la relación de Denuncias Antioquia con el poder no está tanto en su modelo de negocio. Vélez cuenta que mantiene contacto con dos funcionarios de la Secretaría de Seguridad. “Yo a ellos les paso también la información para que puedan trabajar”. Y también tiene un grupo de WhatsApp en el que están comandantes de distrito de la Policía a quienes les comparte datos que considera relevantes para ellos.
Además, en el chat de periodistas también hay voceros de algunas instituciones públicas que suelen responder a las preguntas que los periodistas formulan y a las denuncias que el administrador comparte.
Para Felipe Lopera, existe una relación transaccional entre el Estado y estas plataformas. Los organismos encargados de la seguridad pueden fortalecer la “percepción de eficacia” sobre su labor atendiendo los casos que se mediatizan y que Lopera califica como “mangos bajitos” para las autoridades, es decir, que pueden ser más fáciles de investigar y resolver que aquellos que no se vuelven mediáticos.
Un analista que conoce el funcionamiento de la Secretaría de Seguridad, y que pidió reservar su identidad, nos confirmó que canales como Denuncias Antioquia están en el radar de esa dependencia. Además, dijo que los hechos que aparecen allí sí pueden ser de mayor interés para las autoridades. Eso sí: aclara que esto no es nuevo, que lo mediático siempre ha tenido prioridad.
También señala que la aparición reiterada de ciertos delitos en esos canales suele llevar a los medios a solicitar a la Secretaría de Seguridad información que dé cuenta de supuestos aumentos, aún cuando los números indiquen lo contrario. En últimas este es uno de los impactos principales sobre la percepción de seguridad de Denuncias Antioquia y su amplificación en los medios de comunicación: que una imagen viral vale más que las estadísticas.