Ardila, Romero y Navarro: Nacional es un equipo empresa en déficit

Por El Armadillo

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20 de abril de 2023

Durante los últimos cinco años Atlético Nacional ha cerrado sus balances contables con pérdidas millonarias. El club dijo que su decisión de cortar relaciones con Los Del Sur se debe a su “difícil situación económica” y en el centro de ese argumento está un servicio de logística que la barra le prestaba al equipo. Los hinchas tienen otra explicación para la crisis.

Por: Juan David Ortiz Franco y Mateo Isaza Giraldo


Desde la Copa Libertadores que conquistó Atlético Nacional en 2016 los resultados deportivos han sido inferiores a las expectativas de muchos hinchas que atribuyen la responsabilidad a los dueños y los directivos.

Pero el problema no está solo en la cancha: desde 2017 el club viene arrojando resultados financieros negativos. De acuerdo con los reportes contables, que conoció El Armadillo, Los peores números son los de 2018, cuando las pérdidas alcanzaron los $37.140 millones. El año pasado fueron $8.704 millones.  

Aunque sin profundizar o entregar cifras, algo de esa crisis dejó entrever el presidente del equipo, Mauricio Navarro, en sus declaraciones del domingo 16 de abril. Ese día, Nacional debía enfrentar al América por la fecha 14 de la liga colombiana. Sin embargo, luego de la decisión que tomó el equipo el viernes de cortar relaciones con Los Del Sur, un grupo de hinchas se enfrentó a la Policía y esto forzó la cancelación del partido.  

Mientras eso ocurría, Navarro hablaba en televisión de lo que significaba cortar esas relaciones. Se refirió a la suspensión de los “beneficios económicos” que daba a la barra, dijo que no continuaría la entrega de 500 boletas de cortesía por partido, tampoco los recursos destinados por el club para la parafernalia de los tifos y las salidas del equipo, ni una propuesta que, según su versión, hizo la barra para que esa institución le pagara por ofrecer seguridad a las hinchadas visitantes.  

A la pregunta sobre qué había pasado en la reunión en que fue notificada la ruptura con Los Del Sur, el presidente respondió: “Nosotros simplemente les anunciamos que debido a la difícil situación económica que está pasando el club, en la que ellos también han tenido mucho que ver porque torpedearon el tema de los abonos, no estábamos en condiciones de seguir aceptando las exigencias económicas que ellos hacían”. 

Ese, el del valor de los abonos para el primer semestre de 2023, fue un elemento de tensión a finales de 2022. El incremento de los precios revelado en diciembre pasado llevó a protestas y amenazas contra directivos del equipo. Sobre esto último, los líderes de las barras negaron cualquier responsabilidad. Finalmente, con la mediación de la Alcaldía de Medellín, se hicieron ajustes en los valores y se calmó la tormenta, aunque solo por un tiempo. 

Las amenazas contra los directivos de Nacional empezaron en diciembre de 2022 con mensajes colgados en algunos puentes. En febrero de este año aparecieron estos afiches en diferentes puntos de la ciudad. Foto: El Armadillo.

 

El representante legal y el diálogo con las barras

Desde 1996, Atlético Nacional S.A. es propiedad de la Organización Ardila Lülle. Ese conglomerado económico, uno de los más poderosos de Colombia, es a su vez dueño de marcas como Postobón, Incauca, RCN y Win Sports.  

De la junta directiva del equipo han hecho parte ejecutivos de varias compañías de ese grupo empresarial, con un lugar protagónico de Postobón. No obstante, varias personas del entorno del club reconocen que, durante cerca de siete años, que coincidieron con la presidencia de Juan Carlos De la Cuesta (2010-2017), existió relativa independencia para la toma de decisiones dirigenciales.  

Ese periodo también fue el de los mejores resultados deportivos en la historia de Nacional: fueron 11 títulos que incluyeron la segunda Copa Libertadores. Además, con una estrecha relación entre el club y sus barras. Justamente durante la campaña de 2016 que llevó al equipo a ganar ese torneo continental se hizo usual una consigna: “Vamos todos juntos, la hinchada y los jugadores, a ganar de nuevo la Copa Libertadores”.  

En 2017 De la Cuesta salió del equipo sin que se expusieran públicamente detalles sobre esa decisión. En una de las pocas entrevistas que ha dado desde entonces, le dijo al programa Gente, Pasión y Fútbol que hubo “desgastes internos”, y en una más reciente con Q’hubo, en febrero de este año, se refirió a su estrecha relación con los hinchas:  

“Desde la primera vez que yo me senté con la hinchada, les dije que yo era un hincha más, y que venía acá a aportar desde lo administrativo, financiero y deportivo, pero que esto lo hacíamos entre todos”. 

El panorama cambió a partir de su salida en 2017. Primero, por los relevos constantes en la directiva: desde entonces Nacional ha tenido cuatro presidentes y también desde ese momento empezaron a deteriorarse los resultados financieros y deportivos. En los últimos meses, además, se redujeron hasta su desaparición los espacios de intercambio entre las barras y el equipo. 

Un integrante de la barra Pueblo Verdolaga le dijo a El Armadillo que, durante la presidencia de Juan David Pérez (2018-2021), existió una instancia llamada Mesa de Cocreación. Allí, representantes de diferentes barras tuvieron reuniones incluso con las personas encargadas de la contratación de jugadores, les explicaron sus procesos y los criterios que tenían en cuenta.  

De acuerdo con ese mismo líder barrista, después, con la llegada a la presidencia del club de Emilio Gutiérrez (2021-2022) el nombre de ese espacio se modificó por el de Todos somos Nacional. Aunque con unas reglas de juego distintas, había diálogo en reuniones periódicas y por medio de un grupo de WhatsApp.  

Otra persona que participó en esa mesa asegura que los hinchas nunca pretendieron coadministrar el equipo ni era un escenario de exigencias económicas. “Se copió de un ejemplo de River. Cuando el equipo se fue a la B, hinchas y directivos se sentaron a ver cómo sacar el proyecto adelante y lo lograron. Nosotros trabajamos más de seis años en silencio para hablar de la logística en el estadio, planear salidas del equipo y opinábamos sobre lo deportivo”.  

Esa misma fuente contó que en junio del año pasado, cuando Nacional ganó el título del primer semestre, empezaron los choques en esa mesa, que terminaron con su disolución poco tiempo después. “Esa mesa se reunía máximo cada dos meses. Después del título nos encontramos y en lugar de abrazarnos y celebrar, estalló lo de Giovanni Moreno. Además, al llegar habló el presidente Emilio [Gutiérrez] y nos dijo que los dueños y la junta le habían pedido no tener más relación con los hinchas y que quedaba a cargo Benjamín Romero”.  

De esas palabras se desprenden dos nombres clave en esta historia: 

Benjamín Romero es el vicepresidente ejecutivo del club desde mediados de 2022. Romero —experto en marketing deportivo e hincha de Millonarios— pasó antes por varias posiciones directivas en ese club bogotano, la Federación Colombiana de Fútbol, Alianza Lima y la Federación Peruana de Fútbol.  

Los hinchas, además de que le cobran su simpatía por el rival histórico, aseguran que es el responsable de varias decisiones administrativas que deterioraron la relación con las barras y los resultados deportivos. Eso, pese a su bajo perfil y a que la figuración pública la ha tenido el presidente Navarro. A propósito, El Armadillo constató en registros de Cámara de Comercio que Benjamín Romero figura hoy como representante legal del club.

“El discurso con el que Romero se presentó en la mesa fue que amaba a Nacional. Dijo que usaba la camiseta con orgullo, tratando de darnos a entender que era el más hincha, aunque llevaba un mes en la ciudad. Fue la peor estrategia. Si hubiera llegado a decir: ‘soy un hombre de fútbol y vengo a que me juzguen y me midan por mi trabajo’ nos tragábamos el sapo de que un directivo fuera hincha de un rival acérrimo”, le contó a El Armadillo otro hincha que estuvo en la reunión de la mesa conjunta de mediados del año anterior. 

Y aparece el segundo nombre clave: Giovanni Moreno. A ese jugador, uno de los referentes del plantel campeón, Nacional decidió no renovarle su contrato debido a las declaraciones que dio en la rueda de prensa posterior a la final de la liga. Moreno cuestionó al equipo por el bajo salario que le pagó al técnico campeón, Hernán Darío Herrera, y eso motivó su salida, según reconoció después el presidente Emilio Gutiérrez. 

En esa reunión de la mesa a mediados de 2022, los hinchas le pidieron al equipo reconsiderar su decisión sobre Moreno. «Les rogamos que tuvieran humildad, que no dañaran la alegría de la hinchada, que quedaban mejor los dueños dándole una segunda oportunidad a Giovanni Moreno que echándolo y armando una crisis impresionante como efectivamente ocurrió. Pero no hubo caso”, recuerda otra de las fuentes que estuvo en ese encuentro.  

Esa crisis se profundizó luego del primer partido del segundo semestre en el Atanasio Girardot. Varios hinchas llevaron “trapos” en los que protestaban por la salida de Moreno y el equipo ordenó retirarlos, de acuerdo con la versión de que le dieron a El Armadillo tres líderes de diferentes barras.  

A partir de lo que esos hinchas consideraron un acto de censura, varios líderes barristas que hacían parte de la mesa le escribieron a Benjamín Romero por el grupo de WhatsApp que compartían, preguntando sobre las razones de esa decisión. Según contó uno de los líderes, barristas, al no recibir respuesta decidieron retirarse del grupo, esperando que la mesa se mantuviera.   

“Al cabo de unos días Los Del Sur se reunieron con los directivos y con Romero. Ahí les oficializaron que al equipo no le interesaba más la mesa de trabajo y que iban a hablar con algunos hinchas y algunas asociaciones por aparte”, contó una de esas fuentes.  

Carolina Ardila y el negocio a dos bandas

El otro nombre clave en la historia es de Carolina Ardila Zurek. Ella, empresaria y representante de futbolistas por medio de su empresa Élite Player, es la hija de Antonio José Ardila, uno de los herederos de la Organización Ardila Lülle, y quien ha estado al frente de Nacional en nombre de ese grupo empresarial. 

Pese a que no tiene algún cargo en el equipo, los tres líderes de diferentes barras que consultó El Armadillo aseguran que Ardila influencia decisiones deportivas y gerenciales para favorecer los negocios de su empresa.  

Esas tres personas coincidieron en que han existido presiones de parte de Ardila para que el equipo haga transferencias de jugadores y para que los cuerpos técnicos faciliten la participación de juveniles representados por Élite Player o entorpezcan el camino de quienes deciden no firmar con dicha empresa. 

Ninguna de esas fuentes aportó pruebas para sustentar esas afirmaciones, que vienen de tiempo atrás y que Ardila negó en 2019, en Caracol Radio, en una de las pocas entrevistas que ha dado desde que comenzó la controversia. 

Los cierto es que las cifras financieras negativas de Nacional, en un negocio tan volátil e impredecible como el fútbol, contrastan con los números de Élite Player. El Armadillo revisó los registros empresariales de dicha empresa, de la que Carolina Ardila es la única accionista, y encontró que en dos de los últimos tres años ha dado utilidades: en 2020 fueron $1.600 millones y en 2021, $568 millones. En 2022 los resultados fueron negativos y la empresa perdió $26 millones.  

Sobre ese tema Los Del Sur, desde diciembre de 2020, promovía en redes la etiqueta #FueraCarolinaArdila y calificaba el papel de la empresaria como dañino para el bienestar del club: «La llegada de la señora Carolina Ardila y su figuración actual como dueña y doliente principal le han cambiado el rumbo al equipo. Este se ha extraviado en las consecuencias de un gran conflicto de intereses de quien ahora no se preocupa por la gloria deportiva del equipo sino por la venta de jugadores y el crecimiento de su empresa», publicó entonces esa barra en un comunicado. 

En la actualidad, las relaciones comerciales de Élite Player y Nacional son más que evidentes. De diez futbolistas profesionales que representa la empresa, según el portal Transfermarket, por lo menos siete juegan en Atlético Nacional. Destacan nombres como Kevin Mier, Nelson Palacio, Gianfranco Peña, Andrés Salazar y una de las nuevas promesas del fútbol colombiano: Juan Pablo “Tatay” Torres. 

Ante ese panorama, Felipe Muñoz, líder de Los Del Sur, dijo que la descoordinación entre las barras y la dirigencia del equipo se encuentra en un punto crítico. Reconoce que decisiones como la de romper con esa barra son legítimas en una empresa privada, pero califica como “apática” y “arrogante” la actitud de Nacional frente a los canales de diálogo: 

«Acá lo que hay es una ruptura unilateral premeditada y muy inoportuna. Esto tiene muchas repercusiones porque se trata de convenios que tienen un carácter social con mucha tradición y que han ayudado a fortalecer internamente las dinámicas laborales de ocupación y de respeto por los pelados en el reconocimiento de que son útiles, y de que pueden aportarle a la convivencia”. 

Pero esos convenios de los que habla Muñoz son determinantes también en esa ruptura.

El valor millonario de la logística

Los Del Sur opera diferentes actividades y existe jurídicamente con varias razones sociales.  Una de ellas es la Corporación Social y Cultural Siempre Presentes, sobre la cual recae casi la totalidad de la contratación de esa barra con la Alcaldía de Medellín.  

Vea también: Los Del Sur han recibido más de $2.300 millones en contratos con la Alcaldía de Medellín en los últimos siete años 

Pero una de las actividades más importantes es la operación logística en la tribuna Sur. Ese servicio se lo han prestado los mismos barristas a Atlético Nacional hace cerca de 12 años. Así, en lugar de una empresa externa como ocurre en otras tribunas, en esa localidad un grupo de cerca de 150 jóvenes, integrantes de la barra, se encarga de organizar y controlar los ánimos de sus propios compañeros.  

“Ese proyecto lo veo como un chantaje al club y a la administración distrital, esto partiendo de la lógica que manejan: ‘Si no obtengo la logística genero desmanes’”, le dijo a El Armadillo una fuente de la Alcaldía de Medellín, que pidió la reserva de su nombre y acompañó durante varios años las comisiones de Seguridad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol2.     

Sin embargo, Andrés “Pote” Ríos, periodista e hincha que ha participado de los espacios de colaboración entre las barras, Nacional y la Alcaldía, dijo que lo pactado hasta ahora con la logística en la tribuna Sur era un modelo exitoso: 

“Que los mismos muchachos de Los Del Sur tuvieran su empresa de logística y que no vieran a un actor extraño que les pudiera generar incomodidad y violencia controlaba la barra. En la prensa bogotana hay un mito: que Los Del Sur controlaban el estadio. No, controlaban su tribuna y lo hacían perfectamente. Desde que en el mundial sub-20 de 2011 se quitaron las rejas empezó a funcionar maravilloso y esta ciudad fue ejemplo de eso”. 

En ese servicio, la empresa clave es AN Logística3, una Sociedad por Acciones Simplificada (SAS), constituida por la barra en 2013. Además de su papel en la tribuna Sur, de acuerdo con fuentes de la barra, presta servicios logísticos en algunos eventos privados. También ha tenido contratos con la Alcaldía de Medellín.  

En sus registros empresariales aparecen cinco empleados y el año pasado tuvo ingresos por $1.284 millones. Algunos medios y periodistas publicaron el lunes 17 de abril una cifra cercana sin especificar a cuál de las empresas de Los Del Sur corresponde. Y sin citar fuentes o presentar documentos, aseguraron que esos recursos provienen de los pagos hechos por Atlético Nacional. No obstante, El Armadillo no pudo verificar esa información. 

Le preguntamos de manera explícita a Muñoz por la contraprestación que Nacional le pagaba a Los Del Sur por esos servicios. El líder barrista respondió que el modelo viene desde 2011 y que además de las boletas, el pago a los muchachos que se hacían cargo de esa actividad incluía un dinero, un refrigerio y una camiseta. Pero nunca se refirió a cuánto ascendía la cifra por partido.  

Muñoz dijo además que la ruptura con el equipo afecta los empleos que la barra generaba: «No nos mueve ningún interés diferente al ya conocido que es la pasión por el equipo. Pero por supuesto nosotros hemos sabido convertir a la barra en una empresa que crea muchísimos empleos para nuestros muchachos y es preocupante que nos hayamos quedado sin eso por un capricho”. 

El Armadillo buscó una respuesta oficial de Atlético Nacional para este informe, pero su equipo de prensa no respondió a nuestros mensajes.  

En todo caso, en diferentes apariciones en medios, directivos del equipo y algunos periodistas han defendido las decisiones administrativas con el argumento de que se trata de un negocio privado, distinto a lo que pasa en países como Argentina donde buena parte de los clubes tienen como socios a los mismos hinchas que definen en elecciones quiénes tomas las decisiones. 

Para Andrés Ríos, “un equipo de fútbol —así se reconozca su naturaleza empresarial— nunca puede considerarse privado porque administra pasiones masivas y públicas. Tenés que tener en cuenta a la hinchada en el marco de sus sentimientos, sus alegrías y sus frustraciones”. Y se trata también de un asunto estratégico porque, según dice, de acuerdo con la voluntad de la hinchada, “el negocio se mueve bien, se mueve regular o se va todo al traste como está pasando”. 



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