Por medio de testimonios recopilados vía WhatsApp, reconstruimos las consecuencias del paro armado de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia en siete subregiones del departamento.
Por: El Armadillo y Manuela Garcés
No necesitaron desplegar un ejército. Con una mezcla entre acciones armadas puntuales y su capacidad para reproducir masivamente las intimidaciones, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) confinaron municipios enteros e hicieron evidente que, si así lo desean, pueden condicionar la vida de los habitantes de por lo menos 12 departamentos del país.
En Antioquia, con una estrategia que paradójicamente fue más parecida a la de una guerra de guerrillas (acciones armadas de grupos pequeños que luego se replegaban), generaron lo que la Gobernación del departamento llamó “alteraciones” en 76 municipios. Según información de la Secretaría de Seguridad y Justicia de Antioquia, que conoció El Armadillo, fueron 63 las localidades con restricciones a la movilidad y 53 en las que hubo cierres de establecimientos o suspensión de actividades económicas.
Solo entre el 5 y el 8 de mayo, el paro armado justificado en la extradición de Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, dejó según Indepaz 10 hostigamientos contra el Ejército y la Policía, más de 80 carros y motos quemados, y 14 homicidios relacionados directamente con las acciones de las AGC. Cuatro más se encuentran en verificación. A eso se suman, entre otras afectaciones, las amenazas directas contra líderes sociales, periodistas y medios de comunicación, el desabastecimiento de alimentos y la suspensión de servicios públicos.
Para entender la forma como las comunidades enfrentaron el paro armado en Antioquia, El Armadillo, De la Urbe y Hacemos Memoria recopilamos vía WhatsApp los testimonios de 21 personas en siete de las nueve subregiones de Antioquia. En algunos de los testimonios mantuvimos la identidad de las fuentes en reserva por razones de seguridad.
Urabá
Yhobán Hernández, periodista de Hacemos Memoria. Pasó varios días confinado en San Pedro de Urabá
“El miedo que se ha instalado es muy fuerte y se distribuye a partir de la desinformación. Fue muy evidente en el hotel que las personas recibían en sus redes sociales y en WhatsApp mensajes que profundizaban el temor. Mensajes que no se sabían de dónde llegaban, que no tenían una fuente clara, que distribuían información que no estaba verificada. Todo esto lo que hacía era acrecentar el temor y mantener a las personas en un estado de indefensión, de ansiedad y sobre todo de acatamiento del paro armado de las AGC”.
Profesora de educación básica y media en Apartadó
“Vi en Teleantioquia que el Ara y el Éxito habían abierto. Fui y tienen Ejército en las puertas. En el Ara había Ejército y en el Éxito había Gaula, un montón de Gaula. Uno era ahí, como mercando, con uno del Gaula ahí al lado armado, y yo era como, ¿Gaula? Pues, estamos secuestrados. Sí, es como un secuestro masivo, no poder salir, estar todo limitado”.
Periodista del municipio de Apartadó (Urabá)
“Me frustra el hecho de que los medios nacionales simplemente se basen en lo que dice la Policía y no hagan las respectivas investigaciones o alianzas con periodistas y medios de la región. Que nos apoyen más en difusión, que no nos cierren las puertas y que no nos invisibilicen diciendo que todo va a pasar y que no es nada malo porque no hay muertos para registrar”.
Laura Moreno, estudiante universitaria en salida de campo en Bocas del Atrato, Turbo:
“Al día siguiente nos empezaron a hacer advertencias: que no podíamos hacer tanta bulla, ya nos pusieron restricciones y nos dijeron que no podíamos alejarnos del hotel, inicialmente nos dijeron que no nos podíamos integrar con la comunidad, (…) que nos estaban mirando y se estaban dando cuenta de lo que hacíamos. A un compañero los niños le indicaron que no se pasara de una parte porque lo podían coger y le podían pegar, lo podían cascar. Nosotros sabíamos y sentíamos que estábamos vigilados. Cuando llegamos pasaban muchas lanchas y ya sólo se veían pasar las lanchas de Misión Médica y la Cruz Roja”
Occidente
Jorge Hugo Elejalde, alcalde de Frontino
«El paro lo hemos vivido con mucha angustia, mucho miedo, mucho dolor de patria, pero sobre todo con una sensación de impotencia y de secuestro por parte de estos tipos. Me preocupa mucho que hoy el Estado no tiene ningún tipo de legitimidad en estos municipios, me incluyo, porque no fuimos capaz de darle tranquilidad, serenidad y seguridad a la gente».
Trabajador del área de la salud
«A las 8:30 de la noche tomamos rumbo hacia Chigorodó, se nos dio la indicación de llevar siempre la sirena encendida y las luces de emergencia. Pasamos el túnel de La Llorona y ahí mismo encontramos el primer retén de las AGC. Allí se nos hizo preguntas básicas de quiénes éramos, hacia dónde íbamos. Miraron que la paciente si tuviera algo, pues como que si necesitara el traslado (…) eran unas personas encapuchadas, unas tres personas a lado y lado, pero nos dijeron que continúaramos. Eran personas encapuchadas, pero no tenían armas a la vista. Más adelante hubo varios retenes y sí vimos gente con rifles».
Juan Andrés Álvarez, periodista de la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia (Santa Fe de Antioquia)
“Las primeras horas de hoy transcurrieron sin agua, mucha gente sin qué comer porque se cerró el comercio intempestivamente y mucha gente no tenía qué cocinar en la casa. Además, fue una mañana de rumores por redes sociales, fotos de paredes con grafitis en San Jerónimo, un bus quemado en Buriticá, videos de encapuchados patrullando en Santa Fe de Antioquia, una balacera en Uramita…”
Norte
Habitante de Belmira
“Siempre que se anunciaban paros armados, básicamente a nosotros los belmireños nos tocaba verlo por televisión. Pero ya llegar a ver este pueblo cerrado, con camiones quemados (…) ver este pueblo con el 90% de sus negocios cerrados y el miedo, es triste. Los campesinos trataron de aguantar más lo que más pudieron almacenando su leche, pero la situación no aguanto para más y tuvieron que botarla. A un vecino de la vereda donde vivo le tocó botar 120.000 litros”.
Habitante de Ituango
“El paro lo han manejado acá yo digo que con mucha discreción. Hubo una alerta, donde supuestamente el pueblo, todo el comercio, tenía que cerrar a las tres de la tarde y efectivamente cerraron. Los que estábamos en la casa, pues nos quedamos en la casa y el resto se resguardó. Y hoy Ituango no le comió cuento a eso, hoy creo que el 70% de la población de Ituango está en la calle, está trabajando. El campesino es el que está más más restringido porque no pueden estar saliendo vehículos, ningún medio de transporte (…) A «Otoniel» lo extraditaron y a Ituango le dieron casa por cárcel”.
Nordeste
Comerciante de Vegachí
“El sábado abrieron las tiendas y la cantidad de gente haciendo las filas… aquí hay un D1 y la fila le daba la vuelta a la cuadra. El desespero de la gente cuando entraba, estaban dejando entrar de a dos o tres personas, entonces salían dos o tres y entraban dos o tres y el desespero de la gente en la tienda tratando de despachar todas las lista de mercado, porque no se sabía hasta cuándo iba a durar esto. Las tiendas en cuestión de dos o tres horas ya estaban desabastecidas totalmente y la gente que se estaba quedando sin mercado estaba desesperada. Absolutamente todo se vendió, sin embargo hubo mucha gente que no alcanzó a comprar sus cosas básicas”.
Empleado de mina en Segovia
«El día que inició el paro toda la gente salió como con un poco de miedo y llegaron ‘manes’ en motos y empezaron a cerrar todo el comercio y daban tiros al aire, pues como para que vieran que no era jugando. En los dos primeros días nadie salió (…) Luego empezó a escasear la comida en todos lados, entonces en un plan de «mostrar que eran de buena fe» dieron (los paramilitares) un permiso para que la gente comprara cosas y la gente salió. Era muy gracioso porque hasta los militares, que pues son las fuerzas que protegen y todo eso, salieron a mercar ese día».
Carlos, habitante de Yolombó (prefiere no decir su apellido):
“En el corregimiento donde yo me encuentro algunas tiendas cerraron. Apenas hay como tres tiendas abiertas, de alimentos únicamente. Ni siquiera están abiertas, tienen una puertecita a medio ajustar porque igual están llenos de pánico”.
Yarley Marín, líder minero de Segovia y Remedios
“Hubo hostigamientos, pero no contra la Policía, sino que en varios sectores del municipio hacían disparos, hacían patrullajes por las calles hombres vestidos de negro”. (Después de enviarnos su audio, Yarley nos contactó para corregir: el joven herido no fue con arma de fuego, sino con arma blanca. En cambio, otro menor que vive en la zona rural fue alcanzado, al parecer, por una bala perdida).
Bajo Cauca
Líder campesina de Tarazá
“En mi familia hay una chica que está en sus últimos días de gestación, y pues estamos esperando que se llegue el momento y es más complicado porque pues, no hay transporte, no hay servicio incluso de las ambulancias, porque han tratado de incendiarlas. Eso nos preocupa”.
Habitante del Bajo Cauca
“De momento este paro me ha afectado muy duro, por lo que vivo del día a día, no cuento con un trabajo que me sustente un vivir más cómodo, sino de lo que me pueda rebuscar todos los días, entonces me queda muy duro para poder traer el alimento a mi familia. La verdad estamos pasando por un momento bastante complicado. En la comunidad se está viviendo un paro calmado de momento, por lo menos en las calles es muy poca la gente que se ve. Igual ayer solamente se abrió el comercio un ratico para los que pudieran comprar algo, porque sé que más de uno de la comunidad está pasando necesidades. Aunque no estemos en paro muchas familias pasan necesidades, entonces imagínense cómo estamos ahorita”.
Oriente
Lorena Duque, vocera de la Red Local de Turismo de San Rafael:
“Ha habido muchos rumores de que están cerradas las terminales, de que no hay movimiento por las vías, y todo eso empieza a tensionar tanto a los turistas que en un alto porcentaje han cancelado sus reservas para este fin de semana, pero asímismo los hoteleros y las personas que están ofreciendo turismo, están con la misma tensión. Yo diría que el pueblo entero tiene la tensión de no saber.”
Medellín
Habitante del barrio La Sierra
“Un paro armado tiene esa naturaleza de violencia y este es un territorio con eventos de violencia muy fuerte. La naturalización obviamente se da, pero no es que la población local esté en riesgo. En cierto sentido sí hay violaciones a los derechos humanos, pero no hubo hostigamientos a la población, lo que hubo fue un asunto de control territorial”.
Leonardo Álvarez, líder juvenil del corregimiento de Altavista
“Entrando a Belén Rincón, pasaron personas a las casas diciendo que cerraran, que guardaran los carros porque no se hacían responsables y a las 7:00 de la noche gran parte del comercio estaba cerrado (…) Hubo miedo, pero fue un asunto de generar temor y presencia el viernes, para decir: ‘Estamos acá y puede pasar cualquier cosa’. Sí hubo pintas de estas siglas de las AGC, incluso desde antes del paro. Se sabe que es para indicar que es una zona controlada por ellos”.
Luisa Moscoso, habitante del barrio Buenos Aires
“Aunque no lo vemos físicamente, sí sentimos la zozobra. Se escuchan las balaceras, La Sierra queda cerca y en La Milagrosa quemaron un bus. Aunque el alcalde dijo que son hechos aislados, obviamente genera tensión en toda la comunidad. Además a veces amanecen casas pintadas. El viernes pasado que subí por Ayacucho estaba muy muy solo. La comunidad se ha estado guardando, se ha estado cuidando”.
Líder juvenil de la comuna 8
“La gente de estos sectores siempre ha vivido con temor, siempre ha tenido una falsa paz que ellos han camuflado en momentos. Entonces las comunidades ya están preparadas. No es que la gente aún tenga miedo, es que la gente siempre ha vivido con ese temor o se ha adaptado a ese temor”.
Daniel, habitante de San Antonio de Prado
“Lo que sí es claro que es que en el corregimiento de San Antonio del Prado se tuvo la noticia por parte de la empresa Cootrasana, la que presta los servicios de transporte en el corregimiento, que no estaba despachando buses hacia los municipios de Armenia (Mantequilla), Heliconia y Ebéjico, todo esto dado por temor a retaliaciones de grupos armados que hacen presencia en la zona (…) afortunadamente no tuvimos información que haya puesto en peligro la vida de algún ciudadano, pero es preocupante que prácticamente en la puerta de la ciudad suframos de estos temores y nuestro campesinado se vea afectado, no solamente el de San Antonio de Prado sino el de esos municipios que vienen por esta ruta y comercializan sus víveres” .