Pese a que el alcalde Federico Gutiérrez anunció en septiembre de 2024 que el parque biblioteca reabriría dos meses después, hoy este espacio en la Nororiental, construido con fallas durante la administración de Sergio Fajardo, ajusta una década cerrado y se quedó sin contratista a falta de un 2 % para terminar las obras. Aquí, un recuento de los sobrecostos, de la incapacidad de varios gobiernos y de muchas promesas fallidas.
Saray Grajales creció en Santo Domingo Savio y tenía 14 años cuando encontró el silencio. Fue en 2013, cuando estaba en bachillerato y llegó a la Biblioteca España huyendo del ruido que había dentro y fuera de su casa: “Toda la vida he tenido una relación de mucho anhelo por el silencio y era el único espacio en el barrio que prometía eso”.
Primero fue el silencio y luego participó durante dos años en clubes de lectura y escritura en el lugar al que siempre la dejaban ir. Su último recuerdo de la biblioteca abierta fue en 2015: un encuentro en el que hubo risas, viandas y algo de música para despedir ese espacio, supuestamente, por unos meses.
“Pasó hace mucho tiempo y ya es un recuerdo muy distante, pero un poco la sensación fue similar a la que tuvimos con el encierro de la pandemia y es que pensamos que sería algo corto, pasajero. Cuando cerró la biblioteca cambió mi forma de habitar el barrio”, cuenta Saray, quien hoy tiene 24 años, hace parte de organizaciones de base comunitaria del barrio y trabaja en el Grupo de Investigación Medio Ambiente y Sociedad de la UdeA.
Luego del cierre, hace ya 10 años, parte de la oferta cultural de la biblioteca se mudó —temporalmente— a otros lugares de la comuna y muchos jóvenes como ella tuvieron que buscar otros puntos de encuentro dentro y fuera de Santo Domingo Savio.
Ese mismo barrio y ese espacio fue el que visitó el alcalde Federico Gutiérrez el 18 de septiembre del año pasado. Vestía chaleco naranja de la Alcaldía y casco blanco. Con los tres edificios negros a sus espaldas y varios micrófonos de medios de comunicación por delante, dijo que las obras iban al 92 % y anunció que la biblioteca reabriría sus puertas en dos meses y medio:
«Estamos haciendo seguimiento a las obras de Biblioteca España. Ya esta historia es bien conocida por la comunidad, justamente una biblioteca que tuvo que ser completamente reconstruida. Ya en este momento vamos en 92% de avances de obra (…) las tres torres quedarán funcionales a partir del 30 de noviembre y que de nuevo esta comunidad pueda volver a brillar, que puedan volver estos espacios que son públicos y que son para la gente».
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Sergio Higuita Úsuga, líder del colectivo cultural Casa Piedra, también era adolescente cuando la biblioteca estuvo abierta: “Como estudiante de esa zona no teníamos bibliotecas así, solo estaban las escolares. Tener ese espacio era único y lo sigue siendo. Yo creo que los derechos culturales son claves y es también algo político que uno diga ‘venga, yo también tengo derecho a eso’”. Una de las cosas revolucionarias en ese momento, cuenta, era tener acceso a internet: “La gente en ese tiempo, y me incluyo, no teníamos ni un computador, eso era rarísimo”.
Adolfo Taborda es líder comunitario y conocido en la Nororiental como Olafo. Llegó a esa zona antes de que la biblioteca fuera una idea y en las dos últimas décadas ha liderado varias causas alrededor de esa obra: primero para que la Alcaldía abriera espacios de participación cuando era apenas un proyecto. Luego para que se les pagara lo justo a las más de 100 familias desalojadas para dar espacio a la construcción. Y ahora como veedor para que luego de diez años por fin la gente pueda volver a disfrutarla:
“Muchos de los chicos que primero visitaban la biblioteca, iban a jugar, a entretenerse, a conocer el mundo por medio de internet y a buscar otras cosas distintas en ese espacio pues hoy están en otras dinámicas. Es triste porque hemos perdido una o casi dos generaciones con pelaos que debieron haber estado en otros espacios y darles una mejor calidad de vida”, dice Olafo.
Maravilla en Discovery y pesadilla en el barrio
La Biblioteca España está ubicada en la comuna 1 en el nororiente de Medellín, a un costado entre las estaciones de Popular y Santo Domingo de la línea K del metrocable. La obra fue una de las principales apuestas del alcalde Sergio Fajardo (2004 – 2007) para intervenir una zona de la ciudad tradicionalmente olvidada y con el mayor déficit de espacio público. La inauguración fue el 24 de marzo de 2007 con la presencia de los reyes de España:
“Vamos construyendo los símbolos de esta Medellín que se está transformando (…) De repente aparece un edificio precioso, majestuoso, perfectamente diseñado que es un símbolo de esta ciudad, de este país nuestro porque Medellín es Colombia y claro que podemos cuando nos juntamos a trabajar con decencia”, dijo Fajardo el día de la inauguración de una obra que tardó dos años en construirse y que inicialmente costó cerca de $15 mil millones.
Seis años después, en 2013, una alianza entre Discovery Channel y Señal Colombia incluyó a ese parque biblioteca en su serie Maravillas de Colombia, una producción en la que destacaba las complejidades y el éxito de esa y otras grandes obras arquitectónicas del país: el Santuario de las Lajas (Ipiales), el Castillo de San Felipe (Cartagena) y la Catedral de sal de Zipaquirá.
En el capítulo de la biblioteca, una voz en off la encumbra como “la única pieza de arquitectura contemporánea exhibida en el Museo de Arte Moderno de Nueva York” y su diseñador, el arquitecto Giancarlo Mazzanti, dice que la apuesta fue hacer en tiempo récord un edificio visible y que representase todo el cambio de Medellín.
Pero los adjetivos de la serie de Discovery y del discurso de Fajardo envejecieron rápido y mal porque en 2015, ya en la Alcaldía de Aníbal Gaviria, el Municipio anunció el cierre de la biblioteca desde agosto de ese año para atender las fallas en la fachada de los tres edificios. Esto luego de reportes de humedades y filtraciones, y de un estudio de patología contratado con la Universidad Nacional que concluyó, entre otras cosas, que la fachada no se construyó siguiendo el diseño estructural. El mismo estudio recomendó desmontar toda la fachada y repotenciar la biblioteca.
En medio de esa coyuntura, la Alcaldía de Medellín anunció que comenzaría un proceso jurídico contra Arquitectura y Concreto, la firma constructora de la Biblioteca España; y que los trabajos de reparación costarían otros $11 mil millones, estarían a cargo del Consorcio Obras Medellín 2015 y tardarían 18 meses.

Por ese nuevo proceso, que finalizó en febrero de 2017, quedó a media marcha. La Contraloría emitió en 2023 un fallo de responsabilidad fiscal que permitió recuperar, de las aseguradoras, cerca de $4.500 millones entre lo que la Alcaldía había girado como anticipo y los intereses.
“Al contratista Consorcio Obras Medellín 2015 se le desembolsó la totalidad del anticipo y no obstante dicho valor no fue totalmente legalizado, reintegrado o amortizado con lo cual se causó un daño a los intereses patrimoniales del Distrito de Medellín”, dijo la Contraloría en el comunicado.

“De 2015 a 2020 el tema estuvo quieto y fue un silencio continuo. Muchos habitantes del barrio pensaban y piensan que la biblioteca no es necesaria y que esa plata pudo invertirse en otras cosas. Yo estoy en desacuerdo con eso, pero lo más teso es que la misma administración con su inoperancia y la desidia le terminó dando la razón a los detractores de la obra”, resume Sergio Higuita, de Casa Piedra.
Pasos de elefante blanco
Luego de ese primer proceso fallido de reconstrucción, que involucró a las administraciones de Aníbal Gaviria y la primera alcaldía de Federico Gutiérrez, llegó Daniel Quintero en 2020 y anunció que reconstruiría y reabriría la biblioteca. Pero primero le cambió el nombre por Biblioteca Nororiental.
En 2021, el Concejo de Medellín le aprobó un proyecto de vigencias futuras para desarrollar los trabajos que costarían $30.800 millones, más del doble de lo que costó la construcción original. Esas obras comenzaron el 19 de enero de 2022, el constructor seleccionado fue IDC Inversiones SAS y el primer plazo contractual fue de once meses.
“La Biblioteca España es una muestra orgánica de lo que somos. Tenemos problemas y dificultades pero también resiliencia. Esta es una ciudad que por mucho tiempo tuvo algunos de los procesos más violentos que haya registrado una comunidad en el mundo. Y la ciudad fue capaz de levantarse porque invirtió en bibliotecas, en educación, porque tiene gente optimista”, dijo ese día el alcalde desde Santo Domingo Savio. Pero el discurso de Quintero también envejeció mal.
Le preguntamos a Quintero Calle por sus relaciones con IDC Inversiones SAS, los términos en que se eligió este contratista y la responsabilidad política que le cabe por una obra que hoy está suspendida, pero hasta el momento de la publicación no obtuvimos respuesta.

El dato de IDC como constructor de la biblioteca es clave porque esa misma razón social aparece como propietaria del lote de Aguas Vivas, uno de los escándalos más sonados del anterior cuatrienio y por el que hoy está imputado el exalcalde Quintero.
Además, uno de sus fundadores y actual representante legal es Luis Felipe Agudelo Mesa, un contratista salpicado en varios escándalos y embargos, al que el diario El Colombiano relaciona como amigo íntimo del exgobernador Luis Pérez Gutiérrez.
Más allá de los vínculos políticos, lo cierto es que desde finales de 2022 ese contratista pidió diez prórrogas que aumentaron de 11 a 37 meses la ejecución de las obras de rehabilitación del parque biblioteca. El valor de ese contrato pasó de los $28 mil millones de un inicio a $45 mil millones.
Otra promesa fallida y la suspensión de las obras
Casi un año después de esa rueda de prensa del alcalde Federico Gutiérrez en la Nororiental y pasados nueve meses desde que se incumplió la última promesa de reinauguración, le preguntamos a la Alcaldía de Medellín por qué la biblioteca sigue cerrada.
El pasado 5 de septiembre nos respondieron que el contrato con 10 prórrogas que ejecutaba IDC desde 2021 fue suspendido el 13 de febrero de 2025 cuando las obras iban al 98 %: “El contratista IDC manifestó dificultades económicas imputables únicamente a su gestión administrativa y financiera, por esta razón, fue necesario suspender el contrato y al no encontrar salidas jurídicas (…), se procedió a la tasación de los perjuicios y terminación de este”.
También que aún no hay cronograma para terminar esas obras inconclusas y que por ahora la Secretaría de Infraestructura adelanta las condiciones de un contrato interadministrativo con la EDU para que la biblioteca pueda reabrir luego de una década cerrada. (Clic aquí para ver las respuestas completas de la Alcaldía).
Adolfo Taborda, veedor de la obra, calcula que trayendo al presente el valor de las inversiones desde su primera construcción y lo que se ha invertido en las rehabilitaciones, construir y reconstruir el parque biblioteca podría terminar costando varias veces su valor inicial:
“Bajita la mano e incluyendo lo urbanístico que falta, nosotros creemos que realmente podría terminar costando $115.000 millones. Y claro que es mucha plata, pero ni siquiera es lo más importante si hablamos del costo humano y el costo social para la comunidad de tener este espacio cerrado tantos años”.
Aunque sigue cerrada, en diciembre de 2024 el Concejo de Medellín aprobó un proyecto de acuerdo que le cambió, otra vez, el nombre a este espacio: ya no se llama Biblioteca España, ni Biblioteca Nororiental sino Biblioteca Santo Domingo Savio. El objetivo, dijeron entonces la administración y los concejales proponentes, es que la comunidad se sienta identificada y pueda reapropiarse de un lugar que sigue sin funcionar.
Saray Grajales dice que el silencio institucional de hoy les hace mucho ruido: “Dentro de la tragedia que es tener un edificio así tanto tiempo, porque además que en términos espaciales ocupa un montón, hay que hablar de lo simbólico y lo que ese edificio todos los días le está diciendo a la gente: no importamos”.
