Desde hace algunos meses El Armadillo investiga las tensiones entre los directivos de Atlético Nacional, la barra Los Del Sur y sus relaciones políticas con la Alcaldía de Medellín. A propósito de la ruptura del equipo con ese grupo de hinchas y la confrontación violenta del domingo 16 de abril, presentamos el contexto y varias conclusiones de esa investigación.
Por: Juan David Ortiz Franco y Mateo Isaza Giraldo
A la 1:00 de la tarde del domingo 16 de abril, poco más de cinco horas antes del partido entre Nacional y América —uno de los enfrentamientos de mayor rivalidad del fútbol colombiano— se reunieron directivos de Nacional, delegados de la barra Los Del Sur y de la Alcaldía de Medellín. Fue en el palco principal del estadio Atanasio Girardot y a instancias del Puesto de Mando Unificado que controla la seguridad y asuntos logísticos en cada fecha de la liga BetPlay Dimayor.
Ese encuentro, lejos de ser una reunión de trámite, trataba de apagar —antes de que ocurriera— el incendio que se esperaba una vez se abrieran las puertas del estadio: el viernes 14 de abril, pasadas las 3:00 de la tarde, Los Del Sur publicaron un hilo en su cuenta de Twitter en el que aseguraron que la dirigencia de Atlético Nacional desconocía su “proceso social” y había tomado la “decisión de romper toda relación con la barra y con la hinchada en general”.
Esa barra popular, que asegura ser la más grande de Nacional y del país —no existe un censo, pero sus líderes calculan que pueden ser aproximadamente 30 mil personas en toda Colombia— , anticipó que a raíz de esa decisión que los directivos del equipo les notificaron ese mismo viernes, se ausentaría de las mesas de coordinación de seguridad y convivencia, espacios en que se encuentran autoridades, los clubes y los hinchas para definir asuntos logísticos y estrategias para evitar la violencia alrededor del fútbol.
También dijo esa barra que no se haría cargo de la logística en la tribuna Sur en el partido contra América: “Respondan ustedes por ejemplo este domingo de una tribuna sin la logística que hicimos durante 12 años”.
Nacional respondió con un comunicado el domingo en la mañana en que afirmó que no se trataba de una ruptura con toda la hinchada, sino de determinaciones sobre “esa parte de la hinchada”. La institución agregó que suspendió los “beneficios económicos” con Los Del Sur por considerar “que todos los aficionados son igual de importantes” y “que nadie debe tener privilegios sobre otros”.
Los asistentes a esa reunión y a otras que han ocurrido después de lo sucedido ese domingo: barristas, funcionarios distritales y representantes del equipo, son algunos de los actores de una disputa de poder que involucra recursos públicos y privados, diversos intereses políticos y concepciones enfrentadas sobre el barrismo y el fútbol como fenómeno social.
Hasta el momento de esta publicación, las competencias de Nacional permanecían en el exilio: pese a intentos por conciliar posturas entre el equipo y Los Del Sur con la mediación de la Alcaldía de Medellín, el club anunció que jugaría en Barranquilla su partido de Copa Libertadores del jueves 20 de abril contra Melgar de Perú. La administración distrital dijo, además, que no prestará el estadio hasta tanto las partes no llegaran a un acuerdo y se garantizaran condiciones de seguridad.
Este informe incluye tres entregas. Esta de introducción que expone el contexto alrededor de los enfrentamientos del 16 de abril. En otra abordamos los recursos públicos destinados a la barra Los Del Sur por medio de una corporación que ha contratado con la Alcaldía de Medellín más de $2.300 millones en los dos últimos periodos de gobierno. Y en una más nos centramos en las decisiones dirigenciales de Atlético Nacional, las pérdidas económicas de ese club en los últimos años y las responsabilidades que los hinchas les atribuyen a sus directivos. Estos últimos dos textos pueden leerse de forma independiente dando clic en las siguientes imágenes: