En Colombia el uso de esta palabra está casi limitado a nombrar a las personas que cometen actos de violencia en la protesta social. Aunque en contextos como el último paro nacional se han anunciado capturas por “vandalismo”, no existe un delito con ese nombre en el país.
Durante las protestas en Estados Unidos contra la violencia policial por el asesinato de George Floyd; en Chile, por el estallido social que llevó a la convocatoria a una constituyente; en Venezuela, contra el gobierno de Nicolás Maduro; o en Francia, contra las alzas en la gasolina los medios colombianos reportaron diversos actos violentos por parte de manifestantes, así como represión de las autoridades.
Esos mismos medios cubrieron las manifestaciones de 2019, 2020 y 2021 en Colombia con informes en los que se refirieron a “actos vandálicos” e “infiltración de vándalos”. Las imágenes de las protestas no difieren mucho de un país a otro: en algunos casos hay manifestantes con el rostro cubierto, a veces enfrentados a la fuerza pública; hay quema de objetos; rayones en las paredes y vidrios quebrados. Entonces, ¿por qué hay diferencias en el tratamiento mediático de unos y otros hechos?
El 19 de octubre de 2019 El Tiempo informó que el metro de Santiago de Chile había sido “incendiado por manifestantes”. El 30 de mayo de 2021, en medio de protestas, el mismo medio reportó un hecho similar en Bogotá y señaló de “vándalos” a los responsables.
Julián Javier Pardo Bolívar, especialista en derecho penal e investigador del Centro de Pensamiento de Pospenados de la Universidad Nacional, señala sesgos en el uso de ese término. “Coloquialmente la palabra vándalo se utiliza cuando alguien comete una acción ilegal, como un hurto, por ejemplo. Pero de un tiempo para acá en Colombia esa categorización se dejó exclusivamente para quienes cometen excesos en la protesta, aunque no aplica para todos. En Cali, por ejemplo, hubo civiles armados que dispararon contra los manifestantes y a ellos nadie los llamó vándalos”, dice.
El 30 de abril Caracol Radio publicó una nota en que se refirió a una recompensa por información sobre los “vándalos” responsables de saqueos durante las protestas en Cali. Una semana después, el 6 de mayo, usó la expresión “hombres armados” para hablar de un grupo de civiles que dispararon contra manifestantes.
Sandra Borda, politóloga y docente de la Universidad de Los Andes, dice que el uso de la expresión vándalos “divide a la sociedad entre aquellos que saben vivir pacíficamente, la gente de bien» y “los otros, los que vienen a destruirlo todo […] Ese tipo de confrontación entre el bien y el mal realmente oscurece cualquier intento de entender por qué la gente protesta. Les remueve las motivaciones a la gente porque sencillamente los define como desadaptados o como vagos”, le dijo a La Silla Vacía en 2020.
La palabra vándalo proviene del latín vandălus, vocablo que identifica a un antiguo pueblo escandinavo que saqueó a Roma en el año 455. Como este, todos los pueblos externos al Imperio Romano, que no hablaban latin ni griego, son conocidos como “pueblos bárbaros”. Un rastreo histórico de National Geographic concluyó que aquel saqueo no fue tan violento como se suponía y que, aunque sí saquearon las arcas de la ciudad, los edificios quedaron intactos y los vándalos regresaron a sus casas tras una negociación con el papa León I.
Henri Grégoire fue el obispo encargado de elaborar un informe sobre el saqueo a iglesias durante la Revolución Francesa. Lo tituló Informe sobre la destrucción causada por el vandalismo, y propuso un símil entre el saqueo de Roma y los daños causados en los lugares religiosos. Desde entonces la palabra vándalo se popularizó para referirse a quien causa destrucción.
Volviendo a Colombia, en la prensa se ha masificado en los últimos años el uso de esa palabra o sus derivaciones. En los diarios El Tiempo, El Espectador y El Colombiano la expresión “actos vandálicos” se encuentra en publicaciones por lo menos desde 1950, aunque su uso no fue constante. El proyecto Hacemos Memoria, en el marco de una investigación sobre hechos de violencia y resistencia en la Universidad de Antioquia documento, en el periodo entre 1968 y 1987, 251 notas de El Colombiano que se refieren a esa institución, solo en solo una de ellas aparece la palabra vándalo.
El 5 de marzo de 1971 El Colombiano dedicó su portada y dos páginas internas a hablar de protestas en todo el país. Reportó dos muertos y toque de queda en Medellín, así como represión a la protesta en la Universidad de Antioquia. Algunos hechos violentos fueron responsabilidad de «vándalos» externos al Alma Máter, informó el medio.
Pero en los últimos cinco años la cantidad de titulares que emplean esa palabra aumentó sustancialmente, respecto a la década previa. Incluso las búsquedas en Google de ambas expresiones (vándalo y vandalismo) se incrementaron en tiempos en los que hubo protesta social: en noviembre de 2019, cuando inició el paro nacional; en septiembre de 2020, luego del asesinato de Javier Ordóñez a manos de la Policía; y en abril de 2021 cuando comenzaron las protestas contra el proyecto de reforma tributaria presentado por el gobierno de Iván Duque.
A partir de 2019 hay un incremento significativo en las búsquedas de las palabras vándalo y vandalismo.
Estos picos de búsqueda coinciden con las manifestaciones en Colombia.
Algo similar ocurrió con los mensajes emitidos por la Policía Nacional a través de sus redes sociales, en particular Twitter. Entre enero y abril de 2021, por citar solo un caso, no hubo ninguna mención a “vándalos” en esas redes. Pero en mayo hubo más de 30 menciones, en junio unas 15, en julio bajó a ocho y una de las más recientes ocurrió el 11 de agosto.
¿Capturados por “vandalismo”?
Entre el 27 de abril y el 19 de junio de 2021, en el marco del paro nacional, la Policía capturó a 1248 personas y muchas de ellas fueron reportadas ante los medios de comunicación como capturadas por «vandalismo». Pero en el Código Penal colombiano ese delito no existe.
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Esas personas, cuando son judicializadas, son presentadas ante los jueces por delitos como daño en bien ajeno (art. 365), daño en obras de utilidad social (art. 351), perturbación en el transporte público, colectivo u oficial (art. 353), obstrucción a vías públicas (art. 353A), concierto para delinquir (art. 340) e instigación a delinquir (art. 348).
Por ejemplo, Daneidy Barrera, conocida como Epa Colombia, fue condenada en agosto por perturbación del transporte público y daño en bien ajeno por atacar una estación de Transmilenio durante el paro de 2019. Pese a la sentencia judicial y a lo específico de sus delitos, es difícil encontrar un medio que al referenciar su condena no haya calificado el hecho con la palabra vandalismo.
Aunque en Colombia el derecho a la protesta pacífica está consagrado en el artículo 37 de la Constitución Política, y la Corte Suprema de Justicia reafirmó esta garantía mediante un fallo de tutela de septiembre de 2020 en el que exhortó al gobierno a no estigmatizar la protesta social, existe una zona gris sobre cuál es el límite entre el ejercicio pacífico que incomoda el transcurso normal de la vida ciudadana y el accionar violento que se sale de los límites legales. Ese vacío, de hecho, está en el centro de la disputa política nacional.
La situación no es muy distinta en otros contextos. La periodista chilena Fabiola Gutiérrez le dijo a El Armadillo que en su país la prensa también suele usar la palabra vandalismo para referirse a acciones violentas en el marco de las protestas. «Cuando se refieren a enfrentamientos dicen que son entre grupos anarquistas y policías, y cuando hablan de disturbios hablan de grupos de subversivos, anarquistas y vándalos”. Ese uso extendido, agrega, es adoptado del lenguaje con el que las autoridades suelen referirse a los hechos de protesta.
Por su parte, el periodista Rolando Klempert menciona que en Argentina la expresión vándalos suele usarse para hablar de hurtos y con un tono “casi humorístico”, como alternativa a “cacos”. En las protestas, aclaró, los medios sí se refieren a actos vandálicos, pero no usan la palabra vándalo como el sustantivo que define a quien ejerce violencia en una protesta.