‘Voluntad Política’, definir prioridades y actuar

Por El Armadillo

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7 de marzo de 2024

El uso de la expresión ‘voluntad política’ se ha normalizado en medios de comunicación nacionales y en diferentes discursos para resaltar la ausencia de acciones por parte de los gobernantes frente a proyectos o necesidades de la sociedad. Si bien esto es simplificar el funcionamiento del Gobierno, también es una cuestión de intereses y prioridades.


El 14 de febrero, el concejal de Medellín Sebastián López Valencia, del Centro Democrático, tituló así una columna en Al Poniente: «Voluntad política es lo que más necesita Medellín para salir de la crisis en que la dejaron”. En la nota hay un video suyo, con guaracha de fondo, en el que hace referencia a todas las veces que denunciaron las fallas del alumbrado público durante la administración de Daniel Quintero. Luego dice que, después de reunirse con el gerente de EPM, se logró el anuncio del plan de manejo de esas luminarias.

Este tipo de expresiones sugieren que cuando hay un problema irresuelto, basta con que alguien se ponga al frente para solucionarlo. Pero, ¿basta la voluntad política para, por ejemplo, la creación de políticas públicas?, ¿cómo se mide o cuantifica la voluntad que un gobernante pueda tener?, ¿qué es la voluntad? 

Derick Brinkerhoff, en su artículo Unpacking the concept of political will to confront corruption, define la voluntad política como “el compromiso de los actores de emprender acciones para lograr un conjunto de objetivos y de sostener los costes de esas acciones a lo largo del tiempo”. Y según Francisco Cortés, doctor y docente universitario especializado en filosofía política, se trata de la voluntad que tiene un representante político para realizar las tareas que le han sido encomendadas u ordenadas, teniendo en cuenta su responsabilidad como representante elegido. Es decir que los mandatarios no actúan solo por su voluntad, sino por aquello que la ley y sus funciones le ordenan.

La voluntad no existe por sí sola

Detrás de la palabra ‘voluntad’ hay una larga lista de significados que la relacionan con la disposición, intención, facultad o libertad para tomar decisiones, según la Real Academia Española.

Para Jasblleidy Pirazán, politóloga especializada en estudios políticos y quien hizo parte del Departamento Administrativo de Planeación en la alcaldía de Daniel Quintero, “creer que el Estado se mueve solo por voluntad política es un simplismo, pero creer que la voluntad política no es necesaria para que funcione, es la misma cosa”. 

Ella explica que la voluntad política es la prioridad y la atención que los gobernantes le dan a determinados problemas, según sus posturas ideológicas, intereses y clientelas. Pero antes, entendamos qué es la voluntad o cómo ha sido entendida por algunos pensadores. 

Thomas Hobbes, uno de los filósofos políticos más importantes de la modernidad, decía que la voluntad es el último acto de quien delibera en función del deseo de hacer o no hacer, y está ligada a la libertad o lo que se entiende de ella. Hobbes, en su obra El Leviatán sostiene que “la libertad significa, propiamente hablando, la ausencia de oposición (por oposición quiero decir ausencia de impedimento externo del movimiento)”. Es decir, una libertad corporal.  

Por ejemplo, cuando una persona está encarcelada. Viéndolo únicamente desde sus posibilidades físicas, esa persona puede tener el deseo de salir, pero los muros, las celdas y en general el espacio en el que está, le impiden hacerlo. Por lo tanto, no tiene la libertad de moverse y tampoco la voluntad de hacerlo, aun teniendo el deseo. 

También habla de otra condición para que se dé esa la libertad, y es el derecho. Como expone Martín Daguerre en el artículo La libertad en el Leviatán de Hobbes, el derecho da la libertad de hacer o no hacer. Pero lo contrario al derecho es la ley que permite u obliga ese hacer. Por lo tanto, antes de tener la voluntad de actuar, el ser humano necesita tener la libertad de actuar, según sus capacidades y las consecuencias de la ley. 

Un caso en Colombia fue cuando el expresidente Uribe tenía la voluntad política de reelegirse una segunda vez, no le bastaba con esta. La Constitución le quitaba la “libertad” de reelegirse porque esta es, en teoría, una expresión de la voluntad general por encima de la individual.

Esto se relaciona con cómo Hobbes concebía el funcionamiento del Estado. “Él es el primer autor que habló de la representación. En el Leviatán, él propone la creación de un Estado en el que nosotros le damos a un único soberano todo nuestro poder y fuerza para que nos represente en las acciones políticas necesarias”, explica Francisco Cortés. Por ejemplo, cuando los ciudadanos votan voluntariamente por un candidato, se acogen a su ideología o al conjunto de programas que hacen parte de su partido político, y ese voto es para que esa persona represente la voluntad de la sociedad. 

Por otro lado, Rousseau –filósofo crítico de las ideas de Hobbes– hacía referencia a la voluntad general que se piensa de forma colectiva y que tiene como fin el beneficio público, en una sociedad en la que no hay una representación. “La voluntad general, como dice Rousseau, es cuando los ciudadanos discuten, deciden y votan sobre un problema. Es un pueblo que se autoinstituye como un pueblo soberano porque es capaz de darse sus propias leyes”, dice Cortés. 

En otras palabras, Rousseau no creía en que una única persona pudiera cumplir con las voluntades que beneficiara a la mayoría, entonces entre todas las personas se toman decisiones. Es como si una gran parte de la población colombiana se reuniera a debatir sobre la reforma laboral y que allí estuvieran no solo los empresarios o congresistas, sino también los mismos trabajadores.

¿Sobre quién recae la responsabilidad de tener voluntad?

Bertha Alicia Caraveo, senadora del Congreso de la Unión de México, se pregunta en el primer capítulo de Parlamento abierto en México ¿Cómo vamos?, sobre quiénes, en la actualidad, recae la voluntad política: “Dentro del ejercicio de la política no se tiene definido el rol que tienen los distintos actores involucrados en la formulación de la misma (…) cuando se habla de actores no queda verdaderamente claro a quienes hace referencia y, sobre todo, cuál es su competencia en la construcción de voluntad política”.  

Para responder a esto, clasifica la voluntad política en internacional, nacional e individual, según los intereses y objetivos que haya en cada nivel. En lo internacional, los Estados poseen una voluntad para cumplir con los valores o acuerdos que configuran  el sistema internacional. Por ejemplo, la construcción de relaciones de intercambio entre diferentes Estados. 

En cambio, la voluntad nacional busca la legitimidad del Estado en su interior:  “es la vía por la que se pueden llevar a cabo las políticas nacionales que le dan forma al Estado, sin esta voluntad sería imposible que pueda garantizar su supervivencia como actor”. 

Y por último, define la voluntad política individual desde quienes toman las decisiones de cada Estado, donde actúan intereses particulares como la obtención de poder, riquezas o legitimidad ante sus votantes. Desde lo individual, Caraveo considera que “en la construcción de voluntad política nos ofrece una perspectiva mucho más aterrizada sobre el compromiso que toman los tomadores de decisiones con su propia palabra”.  

A partir de esta división, ella argumenta que es el compromiso entre los actores que componen el Estado el que le da forma a la voluntad política. Además, resalta la importancia de que la voluntad política se construya desde la ciudadanía, pues “las acciones que se toman desde la esfera estatal requieren de seguimiento y mantenimiento para que puedan tener el alcance deseado desde su conceptualización”.

Esto se relaciona con lo que explica la politóloga Pirazán, quien sostiene que la voluntad política no es la única condición que determina el éxito de un proceso, pues toda acción pública o política tiene varias dimensiones: política, jurídica, administrativa, organizacional, comunicacional y técnica. 

Esas dimensiones deben estar alineadas para que los procesos se den, pues puede entrar en juego, por ejemplo, la inviabilidad jurídica, la incapacidad financiera u otros factores en esas dimensiones que impiden las soluciones. “Lo que hace la voluntad política es insistir en la creatividad de buscar alternativas para darle solución a esos problemas. Es como que uno no se frustre con el primer ‘pero’ que encuentra, es superar la inercia del Estado”, agrega Jasblleidy. 

En ese sentido, Derick Brinkerhoff determina que la voluntad política depende de la intención y la motivación, dos ideas que no son tangibles y que, por ende, no se pueden medir. Por eso defiende que, si bien la voluntad política puede expresarse con palabras orales o escritas, “solo se manifiesta a través de la acción”. Como dice el refrán, “obras son amores, y no buenas razones”.  

Una situación que ejemplifica esto, fue cuando el exalcalde Daniel Quintero declaró la emergencia climática en Medellín en noviembre de 2022, luego de más de tres meses de ser solicitada por diferentes organizaciones de la ciudad. Luego de esa declaratoria y la promesa de la creación del Plan Maestro Medellín por el cambio climático, no hubo más avances, como lo afirmó la exconcejala Dora Saldarriaga en una nota para El Tiempo de abril de 2023: “desde su punto de vista esta se quedó corta y no ha trascendido a la atención integral que se necesita”. En su rendición de cuentas, tampoco se menciona nada al respecto. 

Para que haya acciones, según Pirazán, debe haber unos intereses. Cuando una problemática capta la atención del gobernante y se vuelve su prioridad, se destina el mayor y mejor esfuerzo para que se solucione a costa de otras problemáticas porque, según ella, en el Estado todo tiene un costo de oportunidad. “Si un gobernante tiene voluntad política para determinado proyecto, el mejor equipo de trabajo, el mejor talento y los suficientes recursos se destinarán a eso para que se haga de la forma más rápida y eficiente.” Pero al mismo tiempo, como los recursos son escasos, le restará prioridad a otros problemas.

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