La votación del pasado 19 de marzo dejó ver las primeras apuestas del uribismo y del Gobierno Nacional en su disputa por la Rectoría de una de las universidades más importantes del país. Aunque tres de los 10 candidatos obtuvieron votos, los escenarios que plantea ese resultado indican que a veces ganar es perder un poco.
Minutos antes de las 8:00 de la noche del martes 19 de marzo, cuando apenas terminaba la sesión del Consejo Superior Universitario (CSU) de la Universidad de Antioquia, empezó a circular en un mensaje de WhatsApp con el resultado de la votación de esa corporación para designar a la persona que ocupará la rectoría en el periodo 2024-2027: “3 el rector, 3 Natalia y 2 John Mario”.
Casi al mismo tiempo, la UdeA publicó un trino en el que decía que el CSU no logró llegar a un acuerdo y que la designación se aplazaba para el 2 de abril. Mientras el mensaje de WhatsApp con la votación se multiplicaba entre estudiantes, empleados administrativos y profesores, el Consejo Superior apenas preparaba su declaración oficial.
Más de media hora después, a las 8:36 de la noche, la universidad remitió a medios una nota de prensa y un video en el que Marcos Ossa, representante del sector productivo ante ese organismo dijo, de nuevo sin detalles sobre cómo se dividieron las fuerzas, que “no se alcanzaron los mínimos votos suficientes para elegir el rector el día de hoy”.
Pero el CSU estaba doblemente “chiviado”.
Para ese momento ya circulaba otro mensaje que daba más detalles que el primero: los tres votos de John Jairo Arboleda —en su doble condición de rector y candidato— fueron los del representante del profesorado, el de las directivas académicas y el de los egresados. Los tres de Natalia Gaviria —profesora de la Facultad de Ingeniería e hija del exmagistrado Carlos Gaviria— fueron los del gobernador de Antioquia, el representante de los exrectores y el del sector productivo. Y los dos de John Mario Muñoz —profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, y hermano del embajador León Fredy Muñoz— fueron los de la Presidencia de la República y el Ministerio de Educación.
Y eso, la filtración de esos datos, le puso otro elemento a la novela en que se convirtió el proceso de designación rectoral. Mucho más porque esa misma noche empezó a circular, también por WhatsApp, un audio enviado al resto de los consejeros por Pablo Cuartas, representante profesoral ante el CSU. Se quejaba por las filtraciones y hablaba, además, de un “pacto de caballeros” para que no se conociera esa información:
“Con mucho pesar, la información sobre el resultado de la votación de la cual hicimos un pacto de caballeros de que no se iba a filtrar ya está en redes. Todo el mundo sabe cuál fue el resultado de la votación del día de hoy. Tristemente no sabemos quién rompió el pacto de caballeros. (…) El informe oficial diría que no se alcanzó la mayoría de votos necesarios, pero no se iba a dar a conocer el resultado. (…) Estamos haciendo un circo de tamaño internacional”.
En síntesis, la secuencia de filtraciones de esa noche empezó con los resultados, siguió con el detalle de por cuál candidato votó cada consejero y terminó, en cuestión de un par de horas, con el audio en que el representante profesoral1Le escribimos al profesor Pablo Cuartas para preguntarle por esas filtraciones, por las razones del “pacto de caballeros” y por su molestia con que se haya conocido esa información. Nos dijo que no tenía nada que decir al respecto, “excepto qué ningún candidato o candidata logró el mínimo de votos, y por esa razón, y según los estatutos generales de la universidad, la votación debe repetirse. El voto, también de acuerdo con los estatutos, es secreto”. En realidad, el Estatuto General de la Universidad de Antioquia no estipula que la votación sea secreta, pero sí lo hace un Acuerdo Superior posterior, el 023 de 1994. se declaraba indignado por esas mismas filtraciones.
Lo cierto es que el circo del que habla Pablo Cuartas ha tenido los actos más diversos: el escándalo mediático que propició el gobernador Andrés Julián Rendón cuando publicó una lista con las cifras de estudiantes que llevan más de 14 semestres matriculados; la acusación a cinco candidatos de ser fichas del GEA; los trinos falsos, atribuidos a José Obdulio Gaviria y al propio Rendón, horas antes de la consulta virtual con los estamentos universitarios; la demora y las dudas sobre los resultados de esa consulta; y, finalmente, la cadena de filtraciones después de la primera votación.
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En todo caso, la información sobre cómo se dividieron las fuerzas en el CSU ofrece mayores elementos de juicio sobre lo que antes estaba soportado en conjeturas y en los cálculos de las campañas. A eso se suma que el 21 de marzo el Consejo Superior de la Universidad Nacional designó como rector a Ismael Peña, pese a que el profesor Leopoldo Múnera había ganado por un amplio margen las consultas con todos los estamentos de esa institución.
Esa decisión, además de las protestas que tienen en paro a esa universidad, motivó la reacción del presidente Gustavo Petro que, vía Twitter, dio la instrucción de que sus representantes en los consejos superiores de las universidades públicas voten a favor de los candidatos que ganen las consultas con estudiantes y profesores; una orden que se contradice con lo que ocurrió en el primer intento de designación en la UdeA y que se pone a prueba, de nuevo, este 2 de abril.
El bloque del uribismo
Los tres votos a favor de Natalia Gaviria el 19 de marzo dejaron claro que ella es la apuesta del gobernador Rendón; de los exrectores, representados por Jaime Restrepo Cuartas; y de Marcos Ossa, director de Asocolflores Antioquia y representante del sector productivo.
Durante las semanas previas a la sesión del CSU, varias publicaciones en redes y en algunos medios conectaron a Gaviria con ese sector y se basaban en una supuesta cercanía entre la candidata y el exrector Mauricio Alviar, ahora secretario de Educación de Antioquia.
Ella misma le aseguró a El Armadillo el 12 de marzo —el mismo día de las consultas virtuales— que su relación con el secretario se limitaba a que, durante su rectoría, fue nombrada en encargo como directora de la Sede de Investigación Universitaria (SIU). Además, nos dijo que consideraba que en su contra había una campaña de desprestigio que la relacionaba con Alviar y el uribismo para afectarla en las consultas.
Y si bien la información que señalaba esas relaciones circuló como si se tratara de una estrategia coordinada, es un hecho que esos tres votos se fueron en bloque con su aspiración y que eso le hace difícil desmarcarse de ese sector político y de su visión de universidad.
La buscamos de nuevo el pasado 22 de marzo y le preguntamos por su respuesta a la idea de que sus resultados en el CSU ratifican que es la candidata del uribismo. Nos dijo que su propuesta fue construída con un grupo de académicos y que “para la universidad sería nefasto que un rector se declare el portador de una agenda partidista. Yo no soy miembro del Centro Democrático y nunca he buscado ser la candidata de ellos. Lo que he buscado, como lo hacen todos los candidatos, es el respaldo del CSU a mis propuestas académicas”.
Los votos de adentro y el candidato rector
Los tres votos que obtuvo John Jairo Arboleda, rector de la UdeA desde 2018 y que completa su segundo periodo, fueron los del representante profesoral Pablo Cuartas, profesor de Ciencias Exactas y Naturales; el de Wber Ríos, decano de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias, representante de las directivas académicas; y el de Gustavo Jiménez, representante de los egresados.
Esos tres votos coincidieron con los resultados de las consultas virtuales que ubicaron a Arboleda en primer lugar en todos los estamentos, con excepción del de jubilados. Pero hay por lo menos dos elementos que le ponen matices a su victoria en esa consulta. Por una parte, la demora en la publicación de resultados y el colapso del sistema que debía hacerlos visibles de forma inmediata. Eso, pese a que una auditoría externa concluyó que los datos no fueron manipulados.
Por otra parte, la influencia con la que cuenta en ese doble papel de rector y candidato. “Es necesario regular la participación en las candidaturas de quien esté en el rol de la Rectoría por lo menos en dos sentidos: porque la subordinación o relaciones de poder sobre quienes votan afecta la autonomía del voto; y porque la facilidad del uso de medios y recursos institucionales permite una mayor cobertura e impacto de su campaña”, le dijo a El Armadillo una profesora que ha estudiado el gobierno universitario y que prefirió que su nombre no fuera publicado.
Alrededor del rector Arboleda hay dos elementos adicionales que resultan relevantes en este proceso. El primero es la división de su Comité Rectoral —algo así como su primer círculo de confianza, conformado entre otros por los vicerrectores—, del que surgieron dos candidaturas además de la suya, que fue decidida a última hora: la de Elvia María González y la de Ramón Javier Mesa.
González y Mesa, exvicerrectores de Docencia y Administrativo respectivamente, renunciaron en enero de 2024 para promover sus aspiraciones, mientras que Arboleda se mantuvo en su cargo.
El segundo elemento es el origen y las conexiones políticas de Arboleda que, más allá de cualquier conjetura, se eligió —y se reeligió— en esa posición heredando la influencia de Alberto Uribe Correa, rector durante 12 años, que se quemó en 2015 en su intento por llegar a un quinto periodo. En ese momento perdió con Mauricio Alviar.
En esa línea sucesoria entre Uribe y Arboleda hay dos actores clave que el círculo del actual rector reconoce como aliados. Tres personas cercanas a Arboleda le confirmaron a El Armadillo su cercanía con el exgobernador Aníbal Gaviria y el empresario Manuel Santiago Mejía. “Ambos han sido cercanos, primero a Alberto Uribe y después a John Jairo [Arboleda], pero eso no significa que esta vez tengan el interés o la capacidad de mover votos a su favor”, nos dijo una de ellas.
Los votos de Petro: lealtad y contradicción
Los dos votos del Gobierno Nacional —Wilmar Mejía, representante de la Presidencia; y María Fernanda Polanía, delegada del Ministerio de Educación— fueron por John Mario Muñoz Lopera, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y el candidato con las más explícitas conexiones políticas.
Es hermano de León Fredy Muñoz, embajador de Colombia en Nicaragua; y de Teresa Muñoz, exsecretaria de Integración Social de Bogotá durante el gobierno de Gustavo Petro. También es tío del diputado Juan David Muñoz. León Fredy y Juan David pertenecen a la facción del partido verde más cercana al Pacto Histórico y en las elecciones regionales de 2023 ese grupo político apoyó la candidatura a la Alcaldía de Medellín de Juan Carlos Upegui.
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Pero como decíamos antes, esa cercanía que se tradujo en los dos votos de la Presidencia y el Ministerio de Educación a favor de Muñoz le plantean a Petro la tensión entre la lealtad política y la máxima que él mismo comunicó en Twitter luego de los cuestionamientos que generó la designación de Ismael Peña como rector de la Universidad Nacional: “Los delegados del Gobierno Nacional respetan las decisiones democráticas en las urnas de estudiantes y profesores para las rectorías de las universidades”.
Y el problema está en que John Mario Muñoz estuvo lejos de ser el más votado en esas consultas: fue tercero entre los estudiantes, cuarto entre profesores vinculados, y quinto entre profesores ocasionales y de cátedra. “Si quiere sostener esos votos por Muñoz, es el propio presidente el que va a tener que responder por esa contradicción”, le dijo a El Armadillo un integrante del Consejo Superior Universitario.
Sin embargo, la posibilidad de que ese apoyo se traslade al rector Arboleda —ganador de las consultas— se confronta con un hecho que es evidente: si el Gobierno hubiera querido ganar con Arboleda lo habría podido hacer en la primera votación. Sus dos votos, sumados a los tres que obtuvo de los representantes de egresados, directivas académicas y profesores le daban las mayorías necesarias.
También se enfrenta a las contradicciones políticas: “Hay gente que por muchos lados le ha mandado el mensaje al presidente de que Arboleda es el candidato de Manuel Santiago [Mejía] y de Aníbal Gaviria”, nos dijo el mismo integrante del CSU que pidió no publicar su nombre. Y ese no es un asunto menor si se tiene en cuenta que Mejía —que además aportó a las campañas de Federico Gutiérrez y Andrés Julián Rendón— es algo así como el arquetipo del empresariado antioqueño y que, durante sus últimos meses como gobernador, Gaviria se ubicó como una de las figuras más visibles de oposición al Gobierno Nacional.
Esas diferencias también se expresan dentro del Gobierno y los allegados al presidente. Y en este punto cobran importancia, entre otros, los nombres de la exministra Carolina Corcho y la senadora María José Pizarro. “A Petro le hablan desde la universidad por varios lados. Corcho a favor de Luquegi (Gil) y María José a favor de John Mario. Pero no son solo ellas, hay mucha gente que se está moviendo para tratar de convencer al presidente de una u otra cosa”, nos dijo una funcionaria del Gobierno Nacional que ha seguido de cerca el proceso de designación.
Por ejemplo, el representante Alejandro Toro, cercano al exalcalde Daniel Quintero y al embajador León Fredy Muñoz, le dijo a La Silla Vacía a mediados de febrero que “desde hace un año” se está moviendo “para influir en la escogencia del rector”. Y sobre la intermediación del embajador a favor de la candidatura de su hermano también han circulado muchas especulaciones desde hace varias semanas.
Incluso, integrantes de dos campañas le aseguraron a El Armadillo que el 20 de marzo el embajador en Nicaragua se reunió con el rector Arboleda en su oficina en la UdeA. Según dijeron, se estaría ambientando una alianza entre ambos para lograr una fórmula que gane el 2 de abril.
Aunque dos fuentes cercanas al rector nos dijeron que esa reunión no ocurrió, lo que sí constatamos es que ese día León Fredy Muñoz estuvo reunido con varios profesores y con su hermano en el centro comercial Aventura, muy cerca de la universidad.
Los escenarios
El juego de sumas y restas para la sesión del 2 de abril ofrece varios escenarios. Uno de ellos es que se mantenga la división de fuerzas del 19 de marzo o que con cualquier otro resultado ninguno de los candidatos logre los cinco votos necesarios. De acuerdo con la normativa interna de la UdeA, en ese caso y como pasó luego del primer intento de designación, se deben repetir las votaciones dentro de los 15 días siguientes y por los mismos candidatos inscritos.
Pero ahora el calendario cobra mucha más importancia porque el periodo de John Jairo Arboleda finaliza el 6 de abril y, de acuerdo con el Estatuto General de la Universidad, en caso de que no haya una decisión para esa fecha, será el presidente del CSU —es decir el gobernador Rendón— el que tendrá toda la autonomía para nombrar un rector encargado. Para ello podría elegir a cualquier persona que cumpla con los requisitos para el cargo.
Un referente cercano sobre la posibilidad de una interinidad es el de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP). Desde el 7 de diciembre de 2023 esa institución tiene a rector encargado porque su Consejo Superior no ha logrado acuerdos para designar en propiedad. En la UTP, como en la UdeA, la normativa no fija límites a la interinidad ni un procedimiento distinto a repetir las votaciones las veces que sea necesario.
Otro escenario es que Arboleda logre los cinco votos, sumando los tres que ya obtuvo y los dos del Gobierno Nacional. Eso podría ocurrir porque Petro honre su propia instrucción de votar por los ganadores de las consultas y/o por un acuerdo político. «Ese acuerdo es lo que ha estado buscando John Mario [Muñoz], pero ninguno de los dos está dispuesto a bajarse. Hay otra cosa, y es que él puede ofrecer su apoyo, pero esos votos no son de él, el presidente los mueve para dónde quiera”, nos dijo un profesor que conoce de cerca esas dos campañas.
A su vez, la posibilidad de que Natalia Gaviria y John Mario Muñoz logren consolidar mayorías parece una opción remota por la división de fuerzas y las lealtades que ya están construidas. Esto según seis fuentes de distintas campañas que consultamos sobre ese escenario. Todas dan por hecho que ninguno de los dos tiene la posibilidad de alcanzar cinco votos, por lo menos por ahora.
Finalmente, queda el escenario de que este 2 de abril o en una sesión posterior cobre fuerza una tercería. Es decir, que alguno de los siete candidatos que no obtuvieron votos logre unir posiciones y que así se destrabe el proceso. Para ello los mensajes de los allegados al presidente y las posiciones de los representantes de los estamentos —egresados, directivas académicas y profesores— serán determinantes.
En lo que viene también será importante la norma que fija el voto secreto y otra orden de Petro: que sus representantes revelen sus votos así los consejos superiores aprueben votaciones secretas. Los otros seis integrantes del CSU se juegan su participación en el “pacto de caballeros”.
*Nota editorial: el autor de esta historia es egresado y profesor de la Universidad de Antioquia.
*El pasado 2 de abril, luego de la publicación de este artículo, el Consejo Superior Universitario realizó la sesión extraordinaria 457 y reeligió a John Jairo Arboleda como rector para el periodo 2024-2027. Arboleda sacó seis de los ocho votos del CSU y obtuvo la mayoría necesaria para garantizar su tercer periodo al frente de la UdeA.