Desde enero de 2023, Mónica Ospina Londoño fue la directora de los dos programas que le hacen seguimiento a la calidad de vida en la ciudad y el departamento. El 11 de diciembre la Gobernación de Antioquia oficializó el nombramiento de Ospina como secretaria de Educación departamental. La entidad que dirigió durante casi tres años será ahora la encargada de hacerle seguimiento a su gestión.
El pasado 3 de diciembre, en el auditorio del Museo Casa de la Memoria, el programa Medellín Cómo Vamos (MCV) presentó el Informe de Calidad de Vida y la Encuesta de Percepción Ciudadana de 2025. En la primera fila, en las sillas del centro, estuvieron uno al lado del otro el alcalde Federico Gutiérrez y Mónica Ospina, directora de ese programa y de su clon departamental, Antioquia Cómo Vamos (ACV).
Ospina tenía el rol protagónico de ese espacio. Desde enero de 2023 estuvo al frente de esas dos iniciativas privadas cuya misión, aunque con algunas diferencias entre sí, puede resumirse en que hacen seguimiento a la calidad de vida y a los planes de desarrollo, analizan la percepción ciudadana y producen datos que son un insumo casi ineludible en la formulación de políticas públicas en Medellín y Antioquia.
En el caso de Antioquia Cómo Vamos, su papel fue casi fundacional. Mientras el programa enfocado en Medellín opera desde 2006 y es uno de los referentes de ese modelo que se ha extendido a varias regiones de Colombia, el de Antioquia —que es el primer Cómo Vamos departamental— fue creado a finales de 2022, apenas días antes de su llegada a la dirección. Por tanto, fue Ospina la persona que lideró, entre otras acciones, la definición de metodologías, la búsqueda de aliados y también la forma de interactuar con el gobierno departamental.
Ese 3 de diciembre, entonces, la directora presentó los resultados de esos dos instrumentos para el caso de Medellín, el informe y la encuesta. Son recursos complementarios porque el primero recoge datos “objetivos” de diversas fuentes y el segundo, percepciones. Entonces, por ejemplo, mientras el informe expone indicadores de pobreza monetaria y su fluctuación con base en información del DANE, la encuesta le pregunta a un grupo de personas —en este caso fueron 1.800 encuestados— si se considera pobre. Esta última es pagada por el programa Cómo Vamos y ejecutada por Invamer.
“Medellín se midió y le fue bien”, dijo Ospina ante el auditorio al empezar su presentación. Luego expuso los hallazgos y la interpretación sobre ellos de la organización que lideraba para ese momento. Después fue el turno del alcalde. Gutiérrez tocó varios de los temas que destacó el informe.
“Fue un rato largo, como una rendición de cuentas anticipada”, nos dijo uno de los asistentes al evento. “No atendió la misma línea ni los resultados del informe —nos dijo otra persona que estuvo en el auditorio—. Por ejemplo, en educación Medellín Cómo Vamos habló de problemas por el rezago escolar y la calidad educativa, y la respuesta de Fico fue sobre accesibilidad y construcción de megacolegios”.
Ese mismo día, después del evento, la Alcaldía de Medellín celebró los resultados con un comunicado que envió a medios y periodistas: “La ciudad va a bien y está mejorando”, decía el encabezado del documento que destacó los resultados favorables en temas como la pobreza, el hambre, la economía de los hogares y la confianza en las instituciones.
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Luego, el 10 de diciembre, Mónica Ospina retomó sus propias palabras: “Medellín se midió y le fue bien”, fue la primera oración de una columna que escribió para el diario ADN. Más adelante, el texto extendió los elogios: “La ciudad avanza, y su gente lo siente. Medellín cuenta con presupuesto, capacidad técnica y articulación público-privada para seguir mejorando, incluso en los indicadores que aún requieren atención con una visión de futuro”, escribió. Al final, anunció que esa sería su última publicación como directora de Medellín y Antioquia Cómo Vamos, aunque no dijo por qué.
Un día después de esa columna de opinión —que publicó cada quince días mientras dirigió esos programas— la Gobernación de Antioquia anunció el nombramiento de Mónica Ospina como secretaria de Educación departamental. De esa forma, el gobernador Andrés Julián Rendón, aliado político del alcalde Gutiérrez, cubrió la vacancia que cumplió casi un mes y medio desde la renuncia de Mauricio Alviar, el pasado 31 de octubre.
Luego del nombramiento, el alcalde retomó una de las fotos del evento que compartieron a principios de diciembre. La publicó en sus redes con un mensaje en que le agradeció a Ospina y dijo que “su trabajo serio, riguroso y honesto ayudó a que Medellín avanzara al siguiente nivel”. Escribió también que “necesitamos más personas como ella trabajando en lo público y sacando a nuestro país adelante desde las regiones”.
¿La objetividad de los datos?
Además de haber dirigido Medellín y Antioquia Cómo Vamos, Mónica Ospina ha construido buena parte de su trayectoria profesional alrededor de la educación. Es ingeniera civil, tiene una maestría en Economía Ambiental y es doctora en Economía. Fue profesora universitaria e investigadora, directora del ICFES durante el gobierno de Iván Duque y ha trabajado como consultora en temas educativos para distintas organizaciones.
“Su hoja de vida no está en discusión, pero la pregunta es sobre los principios que defiende Medellín Cómo Vamos. Porque queda muy difícil hablar de independencia cuando saltan tan fácil de evaluar el gobierno a ejercerlo”, nos dijo una persona que conoció de cerca el funcionamiento de los programas Cómo Vamos y que nos pidió no publicar su nombre.
Otra fuente que trabajó en esa organización nos respondió que, a su juicio, ese nombramiento “pone en entredicho la objetividad de los informes” y que aun cuando considera legítimo que alguien quiera trabajar en un gabinete, le llama la atención que eso ocurra a la mitad de un gobierno: “Crea dudas sobre un posible conflicto de interés en las rendiciones de cuentas y en los procesos. Creo que para la dirección de estos dos programas es importante que se garantice, como mínimo, culminar los periodos de gobierno si hay interés de participar de un proyecto político tanto en Medellín como en Antioquia”.
Pero para entender mejor el contexto de ese nombramiento hay que devolverse, por lo menos, hasta hace tres años. Cuando Ospina asumió la dirección de Medellín y Antioquia Cómo Vamos, los gobiernos distrital y departamental de ese periodo ya iban de salida. Pero ese 2023, además año electoral, fue por lo menos inusual en el caso de Medellín. Eso, entre otras cosas, por las denuncias de corrupción que empezaban a acorralar a la administración del alcalde Daniel Quintero, el deterioro de muchos programas e indicadores sociales, su confrontación abierta con la élite política y empresarial —entre la que están las organizaciones socias de los programas Cómo Vamos— y, finalmente, por la renuncia del alcalde para irse a hacer campaña abiertamente por los candidatos de su movimiento político.
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A finales de ese año, MCV ya bajo la dirección de Ospina, publicó el Informe de Calidad de Vida 2020-2023, que actuaba al tiempo como balance sobre la administración de Quintero. La introducción, además de un recuento sobre los retrocesos en muchos de los temas a los que hace seguimiento ese programa, se refirió al “Modelo Medellín” al que describió como “un proceso sostenido de diálogo, ejercicios de planeación, de políticas inclusivas y eficientes, así como de innovación gubernamental”. También dijo que la evaluación hecha durante esos años ofrece un aprendizaje: “Que la gestión pública no es tan fuerte como creíamos y por eso hay que hacer mayores esfuerzos para que no se repitan las prácticas que rompieron lo que ha funcionado bien: la articulación entre lo público y lo privado, la academia y la sociedad como mecanismo de gobernanza de esta ciudad”.
Esa idea, la de “un modelo de gobernanza” que “ha funcionado bien”, puede entenderse como la premisa y la declaración de principios que explica en buena medida el origen y el funcionamiento de los programas Cómo Vamos. Entonces, con el cambio de gobierno en 2024, ese marco de relaciones entre lo público y lo privado se recompuso.
Entretanto, para el caso de Antioquia, la gobernación de Andrés Julián Rendón ha sido la primera en recibir recibir desde el inicio de su periodo informes y recomendaciones de ACV. Al terminar los primeros 100 días de gobierno de Rendón, ese programa destacó “la relación armónica entre el alcalde de Medellín y el gobernador de Antioquia” porque permitiría, dijo, “impulsar grandes apuestas subregionales y de manera coordinada en una visión de ciudad-región”.
Luego, el primer documento que esa iniciativa dirigida por Ospina le entregó al gobierno de quien ahora es su jefe fue el de recomendaciones al Plan de Desarrollo 2024-2027. Más tarde, los informes de Calidad de Vida de 2023 —año que corresponde al anterior periodo de gobierno— y el de 2024, que fue socializado en septiembre de este año. Ambos fueron presentados en actos similares al de diciembre con Gutiérrez, pero con la presencia del gobernador.
Entender estas interacciones entre los programas Cómo Vamos y los gobiernos tiene como contexto indispensable al grupo de empresas y organizaciones que son socias de ambos programas. En el de Medellín son Proantioquia, Eafit, Fundación Corona, Comfama, Comfenalco, la Cámara de Comercio de Medellín y El Colombiano. En el de Antioquia repiten la mayoría —menos la Cámara de Comercio y El Colombiano— y se suman la Fundación Grupo Argos, Uniban, Mineros, la Fundación Bancolombia, el proyecto minero Gramalote, Grupo Bíos, el Grupo Prisa y las universidades EIA y Pontificia Bolivariana.
De ese listado, dos organizaciones le pusieron plata a la campaña de Rendón: Fundación Grupo Argos le hizo una donación por $100 millones y Uniban una más por $15 millones. Por su parte, Mineros S.A. le entregó $40 millones a la campaña de Federico Gutiérrez.
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Aun con ese panorama, los programas Cómo Vamos dicen estar soportados en nueve principios entre los que están la objetividad, la imparcialidad y la autonomía. “Más allá de que el mensaje del programa siempre fue contar la realidad de Medellín a través de los datos y la evidencia, sí sentí que con la dirección de Mónica Ospina y también por instrucción de las cabezas de Proantioquia, la iniciativa hacía uso de los datos para imponer una narrativa de la ciudad: sea negativa o de caos en la administración de Quintero, o de recuperación en la segunda administración de Federico Gutiérrez”, nos dijo otra persona que trabajó en esa organización.
Y es que justamente Proantioquia, la fundación que reúne a la élite empresarial del departamento, es central en el funcionamiento de Medellín y Antioquia Cómo Vamos porque, además de ser una de sus socias y de varias cuestiones prácticas y logísticas —el equipo que comparten ambos programas trabaja en su sede, y está a cargo de su operación administrativa y financiera—, articula a las demás organizaciones socias y es el “think thank” que ha promovido y amplificado el modelo de gobernanza basado en la cooperación público privada.
Por eso, buscamos a Proantioquia y le preguntamos por su postura sobre ese nombramiento y si considera que afecta el principio de independencia o la imagen de los programas Cómo Vamos. Su directora, Juliana Velásquez nos dijo que, por el contrario, “es un orgullo decir que una directora de estos programas lidera hoy una de las agendas más relevantes para el desarrollo de Antioquia” y que la llegada de Ospina al gabinete de Rendón es “un reconocimiento” que resalta la labor de “Proantioquia de cara al fortalecimiento de las instituciones de la región”.
“En cuanto a la imagen de Medellín Cómo Vamos y Antioquia Cómo Vamos, ambos han sido programas independientes desde su origen, financiados por socios privados y nunca han recibido ni operado proyectos ni recursos públicos. Los resultados de ambos programas, uno con casi 20 años y otro próximo a cumplir tres de operación, han sido equilibrados, apegados al dato y nunca a la opinión de ninguno de los directores que han estado liderándolos”, agregó Velásquez.
También contactamos a Mónica Ospina, ahora secretaria de Educación departamental, y le preguntamos algo similar: si encuentra alguna contradicción entre los principios de los programas que dirigió y su llegada al equipo de gobierno. No nos dijo si sí o si no, pero nos respondió que su carrera hace más de 20 años se ha enfocado en el sector educativo, que el aporte de esos programas es el análisis y “la interlocución de diferentes actores en la priorización de problemas públicos” y que esa experiencia le permitió conocer las subregiones de Antioquia, “escuchar a los ciudadanos y motivar acciones basadas en evidencia que proviene en su mayoría de las mismas administraciones”.
También, que su función como vocera de ACV y MCV “siempre fue fiel a los análisis técnicos y rigurosos del equipo y de los comités que lo acompañan, así como de las mesas técnicas que incluyen voces diversas”. Le preguntamos, además, si le merece algún comentario los cuestionamientos de quienes consideran que ese nombramiento expone una puerta giratoria: “Ninguno”, nos dijo.
El informe de Calidad de Vida de Antioquia 2024, presentado por la propia Mónica Ospina el 18 de septiembre pasado en Entrerríos, incluye un apartado específico para los temas de educación. Dice, entre otras cosas, que desde 2019 ha caído significativamente la cobertura escolar y que “el departamento enfrenta un reto crítico relacionado con el logro académico, especialmente en las competencias básicas de lectura crítica”: casi dos de cada cinco bachilleres en Antioquia se gradúan sin alcanzar el nivel básico de alfabetización. En el informe del próximo año, el equipo que hasta hace unos días estuvo a su cargo tendrá que evaluar la evolución de esas problemáticas y la eficacia de quien hasta hace poco fue su jefe.




