Los Del Sur han recibido más de $2.300 millones en contratos con la Alcaldía de Medellín en los últimos siete años 

Por El Armadillo

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20 de abril de 2023

Por medio de tres razones sociales, Los Del Sur tuvieron ingresos en 2022 por cerca de $3.100 millones. Una parte de ese dinero proviene de contratos de la Alcaldía de Medellín con la Corporación Siempre Presentes que se enmarca en iniciativas que reconocen a la barra como un actor clave en proyectos para la convivencia en el fútbol. En el reverso hay posturas que lo consideran un chantaje a cambio de evitar acciones violentas. 

Por: Juan David Ortiz Franco y Mateo Isaza Giraldo


Entre 2020 y 2023, la Corporación Social y Cultural Siempre Presentes, una entidad sin ánimo de lucro creada en 2013 por la barra Los Del Sur, ha contratado con la Alcaldía de Medellín más de $1.100 millones. En el periodo previo, del alcalde Federico Gutiérrez, la cifra ascendió a $1.200 millones.  

Entre los 13 contratos de esa corporación con la administración de Daniel Quintero hay tres con la Secretaría de Juventud para “desarrollar acciones pedagógicas que aporten a la convivencia juvenil alrededor del fútbol”, uno con la Secretaría de Cultura “para implementar campañas de no violencia en las barras” y nueve con el Inder para el apoyo en eventos de ciudad.  

Entre estos últimos llama la atención uno de diciembre del año pasado, con solo seis días de ejecución, para “apoyar el evento de ciudad denominado Colombia y el Mundial”. Se trató de una exposición de camisetas por la que la Alcaldía de Medellín le pagó $300 millones a Siempre Presentes. 

Vea aquí el detalle de los contratos de la Alcaldía de Medellín con la Corporación Siempre Presentes entre 2020 y 2023.

Los recursos públicos destinados a esa barra se explican a partir de los espacios de interacción entre hinchas, la Alcaldía de Medellín y los dos equipos de la ciudad, que empezaron hace cerca de dos décadas e influenciaron la posterior construcción de políticas nacionales sobre convivencia en el fútbol.  

Pese a que tienen diferencias en cada administración, esas iniciativas han estado vigentes en periodos de gobierno de diversas tendencias políticas y se formalizaron en una Política Pública de Cultura del Fútbol de 2017 que, no obstante, ha tenido barreras presupuestales y de voluntad política para su implementación.   

El encuentro de esos actores ha permitido reducir las confrontaciones entre hinchadas dentro y fuera del estadio, pero ha implicado concesiones y contratos que no escapan al contexto electoral.  

Por ejemplo, solo en 2019, pleno año de elecciones locales y durante el periodo del alcalde Gutiérrez, diferentes dependencias de la Alcaldía de Medellín contrataron cerca de $715 millones con la Corporación Siempre Presentes. Ese año fue el de la mayor destinación de recursos durante ese gobierno y los servicios fueron desde activaciones de convivencia con hinchas hasta la producción de un video para la prevención de accidentes de tránsito. 

Juan David Valderrama fue director del Inder durante esa administración hasta 2018, cuando renunció para ser candidato a la Alcaldía. Defiende los procesos de relacionamiento que se han dado entre la Alcaldía y las hinchadas y eso incluye también los contratos no solo con las barras en su conjunto, sino directamente con algunos de sus integrantes. “Nosotros entendimos la importancia de vincular laboralmente a barristas de cada equipo en dependencias de la administración pública”, le dijo a El Armadillo.  

“Ellos son barristas, pero también son ciudadanos con capacidades, son profesionales. Trabajaban conjuntamente en proyectos y era muy bacano porque vimos que se hicieron amigos en la vida cotidiana, pero en el estadio se ponían la camisa y competían por su color”, agregó Valderrama.  

Pero alrededor de esas acciones y sus objetivos existe otra interpretación. Un exintegrante de una barra de Independiente Medellín, que ha estado cerca de los proyectos de convivencia en el fútbol, le dijo a El Armadillo que no pueden satanizarse las barras y el sentir popular, pero que tampoco se puede desconocer el interés electoral que despiertan las hinchadas: “No creo que exista un político al que no le interese un grupo de cinco o 10 mil personas con una causa común, que podrían ser sujetos de arreglos políticos que pudieran favorecerlos”. 

Andrés “Pote” Ríos es periodista, representó a Comunidad Verdolaga —una organización que reúne a 16 barras familiares de las tribunas Occidental y Oriental— y ha participado en escenarios de diálogo con la Alcaldía y el club.  Ríos pone en cuestión un discurso que se hizo más frecuente después de los enfrentamientos del 16 de abril entre integrantes de Los Del Sur y la Policía que dejaron más de 80 heridos y llevaron a la cancelación del partido entre Nacional y América. Esa idea apunta a que se deben entender los equipos como empresas privadas y el fútbol simplemente como un negocio de particulares. 

Para él, pretender una distancia entre hinchas y clubes “es una opción absolutamente retrógrada. Eso lo planteó Margaret Thatcher en los 80 y hoy la Premier League, en el país que más sufrió la violencia en el fútbol, trabaja de la mano con los hinchas”.  

Y en ese punto, en el caso de Medellín, las administraciones locales han tenido un lugar de importancia y han defendido una idea que podría resumirse en que las barras son la expresión del fútbol como fenómeno social y deben ser asumidas como actores políticos. Por eso es que la Alcaldía ha sido mediadora y ha dispuesto recursos para facilitar proyectos.  

Raúl Martínez, uno de los líderes de Los Del Sur —y quien a propósito es el representante legal de la Corporación Siempre Presentes— afirma en su tesis de la maestría en Hábitat de la Universidad Nacional que las barras constituyen formas grupales de vivir el fútbol, pero también de relacionarse con la ciudad. De acuerdo con Martínez, con el crecimiento de ese fenómeno y las problemáticas asociadas que involucran aspectos como las identidades y la violencia, se convierten en actores de las políticas públicas que pretenden atender esos problemas.  

Ríos explica que eso ocurre porque el lugar de las barras no simplemente es el de “porristas animando. El hincha que se organiza en una barra familiar, popular o social también se une para buscar el beneficio del grupo bajo la capota de la pasión que es el equipo”. 

Sin embargo, a su juicio, una cosa es el reconocimiento de las barras, sus capacidades y su influencia y otra su utilización, por ejemplo, para fortalecer el discurso de confrontación entre empresarios y sectores populares: “Es patético que se utilicen con fines políticos estas situaciones que generaron violencia. Se trasladó a la supuesta lucha de clases y esta vez no es el GEA sino el grupo empresarial Ardila Lülle contra la Alcaldía de Medellín, que son los supuestos Robin Hood y salvadores de la patria”.  

Y ahí se enmarca la intervención del alcalde Daniel Quintero que, pese a que estaba por fuera del país, utilizó su cuenta de Twitter para confrontar al presidente de Nacional. “No me conoce”, escribió.  

https://twitter.com/QuinteroCalle/status/1648040065837285377

Una fuente de la Alcaldía de Medellín, que pidió la reserva de su nombre y acompañó durante varios años las comisiones de Seguridad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol1, le dijo a El Armadillo que la efectividad de los proyectos que destinan recursos públicos y de los equipos para frenar la violencia “depende de las circunstancias [y está] relacionada con las prebendas que les haya otorgado el club o la Alcaldía a los líderes barristas”. 

Esa fuente agregó, a propósito de la administración Quintero, que en medio de estas tensiones hay un elemento adicional: “La situación es más grave porque servidores de la Alcaldía, que además son miembros o cercanos a Los Del Sur, influyen en temas trascendentales de seguridad y convivencia en el fútbol”.

Funcionarios y barristas

El domingo 16 de abril a mediodía fue citada una reunión en el Puesto de Mando Unificado del estadio Atanasio Girardot. La intención era buscar un acuerdo entre el club y los hinchas, antes del partido que finalmente fue aplazado por la confrontación que desató la decisión del club de romper relaciones con Los Del Sur. 

A esa reunión, además de representantes de esa barra y de Atlético Nacional, asistieron varios delegados de la Alcaldía de Medellín entre los que estaban Juan Pablo Ramírez, secretario de Gobierno; Santiago Preciado, secretario de Participación Ciudadana; y Wilson Buitrago, subsecretario de Espacio Público.  

Felipe Ospina, conocido como Pipe Bandido (de gorra, en el extremo izquierdo de la foto), Santiago Preciado (segundo de izquierda a derecha, de camisa blanca) y Wilson Buitrago (segundo de derecha a izquierda, de chaleco oscuro). Foto: Secretaría de Seguridad de Medellín.

Buitrago es integrante de Los Del Sur y fue uno de los fundadores de la Corporación Siempre Presentes. Se desvinculó de esa entidad en 2018 cuando renunció a la corporación y al cargo de subdirector.  

Preciado, por su parte, reivindica su “identidad de barrista”. En 2021 le dijo a Al Poniente que cuando era estudiante universitario, esa doble condición de estar en la academia y en una barra le generaba tensiones en ambos escenarios. El Armadillo conoció por fuentes de Los Del Sur que en los últimos meses se distanció, aunque ha sido cercano a varios de sus líderes.  

Por su parte, el secretario Ramírez no integra la barra, pero su posición antes del partido cancelado —publicó una foto suya con prendas de Nacional pidiendo al equipo reconsiderar su postura— y luego en el estadio, le sumó otro matiz a la situación. 

Durante la transmisión de televisión de Win Sports, y mientras se confirmaba el aplazamiento del encuentro, cuestionó la violencia de algunos hinchas, pero responsabilizó de la situación a Atlético Nacional por sus determinaciones sobre la barra.  

Esa declaración, que luego reiteró el secretario en una ronda de medios el lunes en la mañana, motivó cuestionamientos sobre el lugar de la administración distrital. La postura oficial fue reforzada luego por el propio alcalde con su trino contra el presidente de Nacional. En la misma transmisión, Carlos Antonio Vélez, comentarista de ese canal, llamó “subversivos” a los hinchas.  

Vélez también insistió en que el equipo es una empresa privada, que los barristas no pueden pretender el “cogobierno” y dijo que estaba “en duda la neutralidad” del secretario. Win Sports, el canal para el que trabaja Vélez, es propiedad de la Organización Ardila Lülle, que a su vez es la dueña de Atlético Nacional.  

En medio de esos intereses cruzados, las relaciones entre el equipo, sus barras populares y la Alcaldía de Medellín parecen reducirse a un debate sin puntos medios en el que algunos de los involucrados defienden la idea de que se trata de cooperación y otros la de un chantaje. 

Felipe Muñoz, uno de los líderes de Los Del Sur, le dijo a El Armadillo que las principales fuentes de ingresos económicos de la barra son “emprendimientos como la tienda barrista, eventos que hacemos en sociedad con otros empresarios, proyectos productivos, académicos y sociales que contratamos con diferentes alcaldías y gobernaciones, y contratación privada a un par de empresas que tenemos y que ejecutan proyectos logísticos, audiovisuales y culturales”. 

Este medio no encontró en los registros de contratación pública que otras entidades del Estado hayan pagado por bienes o servicios a Siempre Presentes. De acuerdo con sus informes de Cámara de Comercio, esa corporación sin ánimo de lucro declaró un solo empleado al finalizar 2022 y tuvo ese año ingresos por $1.364 millones y gastos operaciones por poco más de $109 millones. 

Ahora bien, esa es solo una de las tres razones sociales con las que opera Los Del Sur. La más antigua es Los Del Sur SAS, fundada en 2003 y que hoy tiene a su cargo la operación de la Tienda Barrista, un almacén de ropa y accesorios de la barra en el centro comercial Obelisco. Esa empresa de nueve empleados tuvo ingresos en 2022 por $471 millones y costos de ventas por $305 millones. 

La tercera es AN Logística, una Sociedad por Acciones Simplificada constituida en 2013. En sus registros aparecen cinco empleados y tuvo ingresos el año pasado por $1.284 millones. Esta empresa es clave para entender la relación económica entre Los Del Sur y Atlético Nacional. Sobre eso profundizamos en la entrega llamada Ardila, Romero y Navarro: Nacional es un equipo empresa en déficit.



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